Capítulo X
Charlando de lo humano y lo gestor, me comentó
casi de pasada la problemática que entonces tenía en la Unidad de de Diálisis
tras la marcha de la anterior supervisora, cuando de pronto pareció darse
cuenta de algo en lo que hasta ese momento no había reparado... yo trabaja en
diálisis. Sin pensarlo dos veces me dijo: “¡Anda, si a ti no te he preguntado!”
(una curiosa forma, cuanto menos, de hacer valer mi capacidad a la hora de ofrecerme
un puesto de supervisión).
Al principio me lo tomé a risa, pensando que
estaba un poco desesperado si consideraba siquiera que alguien como yo,
enfermera asistencial de los pies a la cabeza, trabajando como estaba en ese
momento sin más responsabilidad que ser formalita y hacer bien mi propio trabajo (y por cierto
encantada de la vida), iba a aceptar. Pero los días posteriores la insistencia
continuó, por lo que me lo llegué a plantear.
Consultando con unos y otros, almohada incluida,
llegó a mis oídos que una compañera del servicio "de las de siempre",
noble título que ostentan las enfermeras que llevan mucho tiempo sin moverse de
un servicio, se había ofrecido para el puesto, por lo que automáticamente borré
la posibilidad de mi cabeza, no sin antes experimentar un profundo alivio.
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