viernes, 11 de junio de 2021

Terceto electoral 2021 (3)





Esta es la tercera y última entrada  sobre las elecciones al Pleno del Consejo General de Enfermería que, por primera  vez desde su  creación en 2001, se celebran el sábado 12 de junio. Puede acceder a la primera pinchando aquí y a la segunda, aquí.

(III) ¿A DÓNDE VAMOS?

No es difícil entender que el presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), Florentino Pérez Raya, y la vicepresidenta primera, Pilar Fernández Fernández, quieran redimirse ─lo digo totalmente en serio, no es mofa, befa ni escarnio cuando se van conociendo públicamente los gravísimos hechos acaecidos en los últimos 30 años en el entorno del CGE, durante los cuales ellos participaron, no solo como miembros de la Ejecutiva del Consejo General, sino como miembros de los consejos de administración y patronatos de todas y cada una de las piezas del entramado empresarial─fundacional, apareciendo sus firmas en todos y cada uno de los balances, memorias económicas y cuentas de ingresos y gastos presentadas en el Registro Mercantil y en el Protectorado de Fundaciones. Así es la vida, (casi) siempre deja registros.

Es decir, que es evidente su contribución a veces (demasiadas) activamente y a veces (querría pensar que las más) por falta de celo a los desvíos multimillonarios de fondos aportados por las cuotas de las enfermeras de a pie. Hablamos de decenas de millones que fueron a parar a los bolsillos de personas concretas: 25 millones de euros, según denunció el diario El País y nunca ha sido negado por el CGE, solo en los proyectos especulativos inmobiliarios faraónicos; y la propia Comisión Ejecutiva ha cifrado en al menos 20 millones el saqueo en temas personales del anterior presidente, lo cual suma 45 millones de euros, a millón y medio por año. Pero no hay duda de que son muchos más, que deberían aflorar y ser devueltos a la institución, sean cuales sean las cuentas bancarias a las que fueron a parar.

Los directivos de aquellos colegios que más bien miraban para otro lado todos estos largos años ─no todos los que levantaban la mano en las asambleas se lo han llevado crudo también deberían desear redimirse.

La actual Comisión Ejecutiva en su conjunto es esclava de su pasado, más o menos largo, y de sus privilegios y no puede ser quien navegue desde el pasado hasta el futuro. Al presidente le queda menos de año y medio de mandato (octubre de 2022) y es prácticamente  seguro que, si no antes por motivos judiciales o de salud, dejará entonces el cargo.

Pero el Pleno, que es de donde Pérez Raya debe extraer en unos pocos días los miembros que compondrán la nueva Comisión Ejecutiva, se elige mañana y su mandato es de cinco años.


Pongamos dos escenarios:

1) Gana la lista continuista y Florentino es sustituido, sea pasado mañana o dentro de 16 meses, por otra persona; cabe pensar que no se trate de otra vieja gloria, ni de nadie con responsabilidad compartida en la actual situación, sino de alguien que, por sexo, edad, formación, valores y práctica profesional, se acerque más a la representación sociológica de la profesión.

¿Creen ustedes que debe obligarse a este sucesor a nombrar su Comisión Ejecutiva con los miembros del Pleno herederos de la actual dirección del Consejo?

Porque en la lista van como titulares cinco de los ocho miembros de la actual Comisión Ejecutiva (los tres vicepresidentes y los secretario y vicesecretario generales); y 12 presidentes de colegios, todos ellos, menos una ─porque heredó el cargo, sin elecciones, cuando la anterior presidenta del colegio fue nombrada Tesorera del Consejo, con 20 o 25 años en el cargo.

La única solución a esta situación absurda y antidemocrática sería que en el momento en que se convoquen elecciones a la presidencia del CGE todos los miembros del Pleno presentaran su dimisión y sus cargos sean de nuevo convocados.

¿Lo ven factible? Yo, conociendo el percal, no; puede que muchos sí, pero otros no lo harían ni muertos; algún patético presidente colegial ha pasado en dos meses de pedir una moción de censura a Pérez Raya y exigir la dimisión de toda la Ejecutiva a presentarse en su lista; otro ilustre y no menos patético presidente colegial ha pasado de bramar contra la Ejecutiva en las dos asambleas de presidentes de marzo, a somos partícipe [sic] de la lista continuista.

No sé muy bien cómo le sentará al sanedrín colegial compartir lista con quienes les han puesto a parir durante más de 15 o 20 años... ¡Es el mercado, amigo!


2) Gana la lista alternativa, de entre la cual Florentino Pérez debe designar su nueva Comisión Ejecutiva.

La candidatura al Pleno Por un CGE con futuro tiene un perfil muy moderado y profesional y no me cabe ninguna duda de que podrían y querrían negociar lealmente con Pérez Raya un programa de transición que concluya en octubre del año que viene, dimitiendo en pleno y propiciando una convocatoria electoral, como en los viejos tiempos, de una lista única a la Presidencia y el Pleno, encabezada, sea quien sea, por los/las líderes de las candidaturas al Pleno. Eso sí sería darle un futuro al Consejo General de todos los colegios y colegiados.


Se mire como se mire, el recambio generacional y profesional del Consejo General de Enfermería es inevitable. Se ponga quien se ponga como se ponga. Y será a mejor. Entrará una nueva generación y, por primera vez, enfermeras que ejercen la profesión en sus diferentes ámbitos y no llevan años o décadas alejadas de ella en puestos burocráticos: aire nuevo.

Por eso, los 156 presidentes, vicepresidentes y secretarios colegiales que compondrán mañana el colegio electoral deberían pensar, al margen de su trayectoria, de sus ideas e, incluso, de sus intereses personales, cuál de las dos alternativas es más deseable para una transición pacífica y segura, no solo del Consejo General sino de los 52 colegios y las más de 300.000 almas que componen la Organización Colegial de Enfermería.

A mí, que no me va nada en ello, me parece una decisión, puede que psicológicamente complicada en algunos casos, pero racionalmente sencilla: votar por un cambio tranquilo hacia una organización más plana, democrática y prestigiosa, de la que poder sentirse orgullosos, no de esta cúpula directiva desprestigiada que sale cada dos días en la prensa como un pudridero moral.

Un Consejo General al servicio de los colegios y los colegiados, y no al revés.

Y conste que ni he tenido nada que ver en la confección de la candidatura ─me enteré de su composición al mismo tiempo que ustedes: palabra de honor de extremista-intrusista─, ni se puede decir que me complazcan mucho el enfoque de la campaña, algunos planteamientos del programa y varios de los perfiles que van incluidos en la lista. Pero, vamos, no hay color.

Además, el voto es secreto, lo cual permite votar en conciencia.

¡Inspiración y suerte!

Esto es todo, amigos.





jueves, 10 de junio de 2021

Terceto electoral 2021 (2)



Esta es la segunda de tres entradas  sobre las elecciones al Pleno del Consejo General de Enfermería que, por primera  vez desde su  creación en 2001, se celebran el sábado 12 de junio. Puede acceder a la primera pinchando aquí


(II) ¿DÓNDE ESTAMOS?

El 27 de septiembre de 2017, Máximo González (presidente del CGE), Pilar Fernández (vicepresidenta I) y Florentino Pérez Raya (vicepresidente II) fueron citados, junto con el tesorero del Consejo General de Enfermería (CGE), a declarar ante la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada. Se les exigió también documentación con respecto a la Denuncia que presentamos ante esa Fiscalía: un documento de 190 páginas y una documental con 215 pruebas que había estado preparando durante año y medio con el apoyo de un grupo muy reducido (tres) de directivas colegiales de Enfermería.

Apenas 8 días después, el 5 de octubre , la Ejecutiva del CGE convocó elecciones anticipadas a la Presidencia, anunciando que González Jurado renunciaba a presentarse, aludiendo a 'problemas personales'.

La verdadera razón, según me han explicado fuentes del propio Consejo General, fue que gran parte de las peores corrupciones denunciadas en el documento eran absolutamente desconocidas para Pilar y Florentino, razón por la cual le exigieron dimitir y que se comiera el marrón él solito; el propio Florentino, en la asamblea extraordinaria de presidentes del 3 de marzo de 2021, en Madrid, reconoció, tras estudiar la documentación disponible ─mucha había sido destruida o robada, sacándola en cajas por una ventana de Fuente del Rey, describió con una puesta en escena dramática─, que teníamos razón en muchos de los hechos más oscuros relatados en la denuncia ante la Fiscalía.

A partir de aquella dimisión, y al parecer tras intentar Pérez Raya durante un año y medio más o menos, mostrar un poquito de por favor con Il Dottore, la ruptura fue inevitable. Y devino la monumental bronca, con denuncias cruzadas en los ámbitos penal, civil y social con los hermanos González Jurado (el hermano mayor, Julio, era gerente del conglomerado societario, con control y poderes plenos; en versión de Florentino, estos trasuntos de los hermanos Dalton hacían y deshacían por su cuenta como si no hubiera un mañana).

Ello incluía el tema crucial: la disputa sobre la propiedad de la Fundación Iberoamericana de Ciencias Sociales y de la Salud, FICSSALUD ─originariamente, desde 1995 y hasta abril de 2015 cuando cambia de denominación, Fundación Salud y Sociedad─, sobre todo porque, entre otros activos societarios, esta era la propietaria de las instalaciones de Fuente del Rey 2, propiedad que vale, según las fuentes, entre 9 y 12 millones de euros.

Recientemente (el pasado 4 de mayo) el Registro de Fundaciones ha dictado una Resolución cesando a los hermanos González (Julio como apoderado y secretario y Máximo como asesor, ya que se había anulado previamente su autonombramiento como presidente y se inventó un contrato laboral), así como a los tres viejos compinches con los que había okupado la fundación, incluida la presidencia (Juan Vicente Beneit Montesinos).

Hay que recordar que cuando se crea la Fundación Salud y Sociedad, 20 de los 25 millones de pesetas del capital fundacional fueron aportados por el CGE y apenas 2,5 millones de pesetas lo fueron por cada uno de los otros dos patronos fundadores, Máximo González y Pilar Fernández. Un chollo, vamos.

(Si alguien quiere más información, puede encontrarla en estas dos entradas del blog: La gran mentira y La gran mentira, segunda parte.)

En 2015, el CGE tuvo que acudir al rescate de una de las sociedades del grupo, Enfermundi SA, lo que costó a las arcas del Consejo unos 9 millones de euros. A cambio, recibió en dación una filial de Enfermundi (E-Network Salud SAU) y las dos parcelas de Getafe–Los Molinos que mencioné en la entrada de ayer.

Por estos hechos, Florentino Pérez, Pilar Fernández y Máximo y Julio González Jurado están siendo investigados, por orden de la Audiencia Provincial de Madrid, en el Juzgado de Instrucción nº 14 de Madrid. Pérez Raya ya ha prestado declaración y los otros tres investigados están citados para hacerlo a primeros de septiembre.

El actual presidente del CGE, Pérez Raya, no hace sino proclamar que toda su actuación al frente del Consejo está dirigida a limpiar la porquería que las anteriores ejecutivas, de las que él mismo forma parte desde 1998 (Pilar Fernández, desde 1988) fue acumulando debajo de las alfombras y dentro de las cajas fuertes.

Resulta extraordinariamente raro que pretenda hacerlo con el protagonismo y complicidad de dos directivos (no electos) que ayudaron a Máximo González en muchos de sus trapicheos, como tengo abundantemente documentado Me refiero al Director de los Servicios Jurídicos, Francisco Corpas, y al Director Financiero, José Antonio Becerra. De hecho, fueron los encargados de explicar a los presidentes colegiales que asistieron a la Asamblea extraordinaria del pasado 3 de marzo los pormenores de la situación judicial y financiera del Consejo General y su entramado. Sin duda, los conocen bien.

Así, nos enteramos de que la sociedad E-Network Salud SAU, contratada por el CGE para realizar diversas tareas ─ comunicación, diseño, servicios informáticos (dirigidos, por cierto, por el hijo de Florentino) y ciertos servicios administrativos─ le clavaba al Consejo General una comisión del 12% sobre los costes del personal incurridos para realizar los trabajos contratados. Comisión que no es difícil imaginar a dónde iba a parar. Afirmó Pérez Raya que se acababa de enterar hacía solo unos días, porque se lo contó... el director financiero que, naturalmente estaba al tanto, como el director jurídico, de todos ─o, al menos, buena parte─ de los oscuros tejemanejes de los hermanos González.

Cierto que se ha desmantelado el entramado societario, incorporando al personal subcontratado en la nómina del Consejo; que se ha mejorado la comunicación con los colegios; que los presupuestos son más participativos y contemplan subvenciones directas a colegios y colegiados, así como la cesión de la cuota de ingreso de los nuevos colegiados; que se han denunciado ante los tribunales a los hermanos González Jurado, por presuntos graves delitos recogidos en varios capítulos del Código Penal; incluso que Pérez Raya ha cedido la presidencia del Consejo Andaluz de Enfermería.

Parafraseando a Monty Phyton...




Vamos... No es menos cierto el escándalo que ha supuesto conocer los sueldos estratosféricos del presidente y de otros tres miembros de la Comisión Ejecutiva, que suponen entre cuatro y seis veces lo que gana de promedio una enfermera veterana atendiendo en la UCI a enfermos con covid-19, pateando domicilios, vacunando horas interminables y en festivos o haciéndose cargo por las noches de 200 residentes en una residencia asistida.

O el nepotismo institucionalizado durante largos años, con decenas de familiares enchufados en el CGE y su entramado, al tiempo que decenas de miles de enfermeras y enfermeros se desesperaban en el desemprecariado. O que se montó un sarao en Extremo Oriente, al que acudieron por la patilla decenas de cargos de la Organización Colegial aprovechando un Congreso al que solo asistió ─si descartamos la inauguración─ uno de ellos; sea o no legal, lo pagara quien lo pagara ─que ya se lo cobrará─, es simplemente indecente y en una organización con códigos de responsabilidad corporativa debería haber llevado a la dimisión de todos ellos.

Me voy a centrar ahora en la actuación más representativa de la catadura moral de la Ejecutiva del CGE. Porque es administrativa y deontológicamente ─si es que no penalmente─ reprochable, que la actual ejecutiva, que arremetió contra la Junta de Gobierno del Colegio de Murcia (Coemur) hasta conseguir destituirla, mantenga después de dos años y ocho meses una Junta de Edad que no solo no ha convocado elecciones, sino que ni siquiera ha convocado las preceptivas asambleas anuales de colegiados, instaurando  de facto un estado de excepción que ha suprimido todos y cada uno de los derechos de los colegiados; solo sus deberes, como abonar las cuotas, siguen plenamente en vigor.

Es reprochable, pero comprensible, que un incompetente afectado por el síndrome de Dunning-Kruger se crea un líder carismático, reparta medallas a amigos y familiares, vote en las asambleas de presidentes, proponga candidaturas, todo ello sin legitimidad democrática, y maneje el colegio como si fuera su rancho. Y que se resista a abandonar un cargo importante que jamás hubiera soñado en alcanzar de no ser por el dedazo del abuelo Máximo, menos aún en mantenerlo gracias al de papá Florentino. Inmoral, pero humano.

Pero la Comisión Ejecutiva del CGE tiene la obligación de «adoptar las medidas necesarias para que los Colegios cumplan las resoluciones del propio Consejo General dictadas en materia de su competencia» (art. 24.6 de los Estatutos Generales). Y la Resolución 4/2017, en la que se nombra a los miembros de la (mal) llamada Junta de Edad, dice en su artículo segundo: «La Junta provisional así constituida ejercerá sus funciones hasta que tomen posesión los designados en virtud de elecciones, que se celebrarán conforme a las disposiciones estatutarias aplicables».

¿Cuáles son esas «disposiciones estatutarias aplicables»¿Qué dicen los Estatutos del Coemur?

El artículo 40, apartado cuarto, establece lo siguiente (el énfasis es mío):

«En el caso de que las vacantes afecten al menos a la mitad más uno de los miembros de la Junta de Gobierno, se convocarán elecciones de inmediato, para cubrir los cargos vacantes, conforme a lo previsto en estos Estatutos

La Resolución 6/2016 de la Comisión Ejecutiva del CGE declaró nula la convocatoria de elecciones del 21 de marzo de 2016, retrotrayendo las actuaciones al día anterior, declarando «vacantes todos y cada uno de los cargos colegiales» y solicitando el censo de colegiados «al objeto de que sea designada la Junta de Edad , que deberá proceder a convocar elecciones». Es decir, que se cumple plenamente la causalidad prevista en los estatutos ─vacante más de la mitad, de hecho la totalidad, de los cargos colegiales─ para convocar de inmediato elecciones.

Atención, pregunta, señor Diego Ayuso Murillosecretario general del CGE: ¿32 meses entran dentro de lo que puede considerarse de inmediato? Porque entra dentro de lo razonable ─y hasta de lo lógico─ que alguien pueda pensar que la Comisión Ejecutiva del Consejo General de Enfermería está prevaricando en este asunto, con el único objetivo de impedir que los colegiados murcianos repongan democráticamente a Amelia Corominas y su equipo. Que es lo que sucedería y probablemente suceda antes de fin de año (esta carta me la voy a guardar de momento, para no dar pistas).

En cualquier país normal, donde las autoridades velan por el cumplimiento de las leyes y por la salvaguarda de los derechos democráticos ─la propia Constitución Española, en su artículo 36, dispone que «la estructura y el funcionamiento de los colegios profesionales deberán ser democráticos»─, declarar un estado de excepción, anular todos los derechos de los colegiados y manejar fondos públicos sin ningún tipo de control de sus contribuyentes, todo ello con el beneplácito cómplice de la Comisión Ejecutiva del CGE, sería un escándalo de proporciones estratosféricas.

Es evidente que las promesas de Pérez y sus mariachis de la ejecutiva de democratizar la organización colegial no son creíbles, se trata solo de salvar la cara. Porque es un asunto que, de no ser uno un simple demagogo y querer de verdad respetar la legalidad, hubiera podido solucionarlo recordando al incompetente su deber de convocar elecciones y, si no lo hace, cesando a una Junta de Edad en rebeldía y nombrando otra.  Lo que están haciendo es lo mismito que han estado haciendo durante 30 años; pero, claro, ahora resulta que estamos en otra época...

Solo que la correlación de fuerzas ha cambiado (y más que va a cambiar), como demuestra el hecho de que en el CGE se vayan a celebrar las primeras elecciones democráticas ─quiero pensar que lo serán─ en 34 años.


He compartido ayer mi reflexión sobre dónde venimos y hoy, sobre dónde estamos. Mañana, lo más importante: a dónde va la organización colegial. Puede acceder ya, pinchando aquí.




miércoles, 9 de junio de 2021

Terceto electoral 2021 (I)


 

Hace exactamente seis años, entre el 8 y el 12 de junio de 2015, publiqué en mi blog cinco entradas bajo el titulo QUINTETO ELECTORAL (aquí la primera, se puede seguir el vínculo a las siguientes). Ahora que por primera vez en 20 años, los que tiene de existencia el órgano quitando un paripé que luego relato─, hay elecciones en el Consejo General de Enfermería (CGE) quiero contribuir al debate democrático dando mi punto de vista, que sinceramente creo más cualificado y documentado, tras todos estos años de análisis, que exaltado o extremista (que es, al parecer, lo que opinan algunos oportunistas).

(I) ¿DE DÓNDE VENIMOS?

El Pleno del CGE es un órgano creado en los estatutos de 2001 de la Organización Colegial de Enfermería (OCE).

El objetivo de esta creación no es, por mucho que se diga, de carácter participativo (ya que se reúne una sola vez al año para legitimar ciertas decisiones, sobre todo de carácter patrimonial y financiero), sino que persigue únicamente tres objetivos:

El primero, poder cooptar (nombrar a dedo, vaya) de entre sus 21 componentes a los miembros de la Comisión Ejecutiva, que es el órgano legitimador de las decisiones del presidente bajo el régimen de Máximo González Jurado, se ajustaran o no a la ortodoxia dichas decisiones; actualmente, bajo la, próxima a su extinción, presidencia de Florentino Pérez Raya, parece existir un funcionamiento más colegiado.

La Ejecutiva es el órgano que adopta la inmensa mayoría de las decisiones, a menudo usurpando competencias de la Asamblea de presidentes. Por ejemplo, la compra en 2015 de la parcela y la contratación de las obras de construcción de la futura sede de El Plantío o, años atrás (2008), la adquisición de dos parcelas en Getafe–Los Molinos (en las que palmaron una pasta)

El segundo objetivo perseguido con la creación del Pleno es dificultar hasta el extremo la proclamación de candidaturas alternativas, las cuales deberán ser presentadas por un mínimo de 15 colegios de enfermería. Hay que tener en cuenta que en aquellos momentos existía un fuerte movimiento opositor que llegó a aglutinar, encabezado por las juntas de Valencia y Zaragoza, hasta a 12 colegios. Y, para más inri, la candidatura tenía que estar compuesta por 21 titulares y 21 suplentes, o sea 42 candidatos que no estuvieran inhabilitados por la propia Comisión Ejecutiva (como entonces estaban la de Valencia, Zaragoza, Pontevedra y alguna otra). Además, no vale cualquier perfil, ya que hay que cumplir ciertos requisitos, como poseer diferentes títulos oficiales de especialista, incluso en especialidades que nunca han llegado a desarrollarse con el Decreto de 2005, hablo de Médico-Quirúrgica, y que apenas un puñado de colegiados ─y de los más viejos─ pudieron obtener aprovechando la ventana de oportunidad del Decreto de 1987.

De hecho, la cosa funciona tan bien para evitar elecciones que los colegios de Córdoba (presidido por Florentino Pérez) y Sevilla (José María Rueda) modificaron sus estatutos en 2009 para crear una Comisión Plenaria de 25 miembros como órgano colegiado no ejecutivo, pero sí de carácter electivo. En estos dos colegios nunca ha habido elecciones, porque nunca se han proclamado candidaturas alternativas.

Y la vicepresidenta III del CGE, Raquel Rodríguez Llanos, cuando llegó a la presidencia del colegio de Cáceres lo primero que hizo fue promover una reforma de los estatutos colegiales introduciendo la misma Comisión Plenaria de 25 miembros.

En fin, el tercer objetivo del Pleno es disponer de 21 puestos donde colocar a cargos de otros tantos colegios afines, con las consiguientes dietas y prebendas, para fidelizar a la base electoral.


Hasta 2011, los candidatos a la Presidencia y al Pleno se presentaban en una única candidatura; sin embargo, en 2011 se desdobló la convocatoria (aunque ambas votaciones se celebraron el mismo día, una por la mañana y la otra por la tarde) porque la candidatura de Máximo González fue anulada por el Tribunal Supremo, arrastrando con ello a los candidatos al Pleno; desdoblando la convocatoria del presidente (Resolución 5/2011) y del Pleno (6/2011) se evitaba este efecto de arrastre.

Efectivamente: cuando el Supremo anuló por segunda vez la candidatura de González ─anulando, entre otros documentos, una certificación de dudosa veracidad del Colegio de Enfermería de Córdoba, presidido por Florentino Pérez Raya─, resolvió expresamente validar la candidatura al Pleno, cuyos 21 miembros tomaron posesión de sus cargos. Así que hubo que convocar elecciones, pero únicamente para el cargo de presidente.

En la convocatoria electoral del 3 junio de 2015, temiendo que la candidatura presidencial volviera a ser anulada, la Ejecutiva organiza un paripé, ya que se presentan dos candidatos: González Jurado, que es propuesto por 22 colegios, y Pérez Raya, vicepresidente segundo a la sazón, que es propuesto por... justo: 15 colegios.

Por cierto, también se postuló Victoria Trujillo, líder de la Asociación Madrileña de Enfermería Independiente (AME), pero al ser presentada solo por el Colegio de Madrid quedó excluida del proceso electoral. Lo mismo, el dicharachero presidente del Colegio de Castellón, que solo obtuvo el aval de su propio colegio.

Las elecciones las ganó González Jurado, mientras que a Pérez Raya, de los 15 colegios que le propusieron solo le votaron cuatro, muestra evidente de la manipulación consentida de decenas de presidentes colegiales, conchabados para perpetuar la organización cautiva que había consolidado el Régimen de 1987.

En fin, en los 20 años desde la aprobación de los Estatutos generales de la OCE, nunca ha habido elecciones al Pleno, ni tampoco a la Presidencia, excepto en este fraude de ley de 2015.

Pero las cosas han cambiado: ayer, día 8 de junio de 2021, la Comisión Ejecutiva del CGE ha aprobado la Resolución 10/2021, en la que se proclaman dos candidaturas: la continuista (‘Todas A1, Todos A1’) y la opositora, ‘Por un CGE con futuro’. El próximo sábado, día 12 de junio, los presidentes, vicepresidentes y secretarios de los 52 colegios de enfermería ─o quienes estatutariamente los sustituyan─ componen el cuerpo electoral, 156 cargos colegiales que tienen en sus manos el futuro de la Organización colegial.

Aunque parezca trivial, porque en todas las instituciones democráticas hay candidaturas, hay elecciones y hay ganadores y perdedores, que haya elecciones en el CGE es un hito: nunca las ha habido, no ya desde 2001, sino desde que Máximo González ganó las elecciones de 1987. Hablamos, pues, de una institución supuestamente, imperativamente democrática, en la que en 34 años no ha habido elecciones: un sistema en el que los reglamentos se han creado, bajo el imperio del Estado democrático de Derecho y con el respaldo de la legalidad y de las administraciones públicas competentes en cada momento, para permitir generar y proteger un sistema cesarista en el que la democracia es calderoniana: apenas una sombra, una ficción.

Que dentro de tres días haya elecciones, me consta que ha supuesto una tarea colosal para un equipo muy reducido de personas que se han dedicado a esta tarea durante meses. Y aunque algunos miembros de la candidatura se llevan la fama, otros, más en segundo plano, han sido quienes han cardado la lana. Enhorabuena.

Mañana doy mi versión sobre la actual situación, convulsa y un punto kafkiana, en el CGE (y en el resto de la OCE). Y pasado, hablo sobre los escenarios poselectorales. Acceda pinchando aquí.