jueves, 7 de enero de 2016

#EnfermeríaOpina: La prueba del algodón (I)

Explicaba en mi anterior entrada la estrategia aplicada en la encuesta sobre prescripción enfermera para tratar de mejorar la validez de los resultados mediante una limitación de los sesgos e intrusiones (por cierto, se me olvidó reseñar que como método añadido de control el aplicativo de encuesta no permite participar más de una vez desde la misma IP).

En esta entrada trataré de analizar con datos si hemos conseguido la participación de profesionales más allá de los círculos más próximos; es decir, si se trata de una muestra de la enfermería o solo de mi enfermería, la más próxima y probablemente afín.


Como desde un principio entendí que, empezando por mí mismo, era fundamental demostrar que se cumplían mínimamente los requisitos de validez de los resultados, decidí mientras diseñaba el cuestionario introducir una pregunta-testigo, "camuflada" dentro de las escalas de tipo Likert. En concreto, se pedía el grado de acuerdo (entre 1 y 10) con la siguiente afirmación:
"Creo que en este tema estamos perfectamente liderados por nuestros representantes nacionales, tienen todo mi apoyo."
Como puede verse, la afirmación es absolutamente rotunda y clara: no solo se pide una valoración del grado de acuerdo, sino también del apoyo. De ahí que, mientras la respuesta contundente del lado crítico (poner un 1) era, digamos, sencilla, dicha contundencia desde el lado favorable (marcar un 10) era más exigente o militante. A propósito, naturalmente.

Porque si la hipótesis natural de partida (un apriorismo, más bien, aunque difícilmente criticable por mi parte) era que la encuesta era una iniciativa de crítica política a la situación actual de la 'prescripción enfemera', extensible a los responsables internos del actual desastre, y que como tal solo sería apoyada y contestada por "los de mi onda", la hipótesis nula, a cargo lógicamente de quien lanzó la encuesta, era demostrar que no es así, lo que parece a todas luces una temeridad, al menos desde los apriorismos tan asentados que todos conocemos y utilizamos, empezando por mí mismo.

Y para ello, no basta con decir que existen muchas encuestas favorables a la Mesa de la Profesión Enfermera (de hecho, el 15%), sino que para poder extrapolar ese dato y afirmar que solo el 15% de las enfermeras/os apoyan a las dos organizaciones que conforman la Mesa habría que demostrar que todas las enfermeras/os han tenido la oportunidad de participar y dejar su opinión. Naturalmente, este todos es imposible, excepto en  encuestas censales, como unas elecciones generales, pero bastaría con saber que han podido estar representadas todas las sensibilidades y no solo la de los círculos más próximos en las redes sociales.

Ante de entrar en harina, será útil sintetizar las diferentes fases de encuesta según las estrategias de difusión (que tan pronto sea posible documentaré, permíteanme que de momento solo les deje las etiquetas), así como los resultados brutos en productividad, es decir, número de encuestas válidas de cada día/fase (pinche sobre las imágenes si desea ampliarlas):





El público objetivo siempre necesita refuerzos para conseguir su participación. Puede verse cómo cada vez que se lanza un estímulo aumenta la participación, que luego languidece... hasta que llega un nuevo estímulo o se deja languidecer defintivamente hasta la finalización, como sucede en el último tramo. Conviene resaltar que los días 4º a 7º (5 a 8 de diciembre) se correspondieron con el puente de la Constitución, de ámbito nacional, de ahí que en esos días no se realizaran acciones de refuerzo.

Tenemos, pues, cuatro fases dentro del período de encuesta:
  • Lanzamiento: difusión primaria (desde mis cuentas y blogs) y secundaria (por parte de las personas de mis círculos hacia otras de los suyos) dentro básicamente de las redes sociales.
  • Campaña de implicación personal pública: solicitud nominal en redes sociales a las organizaciones y líderes de opinión del sector (amplio), solicitando su apoyo y la difusión del enlace a la encuesta a través de sus redes, listas y circuitos de información.
  • Campaña de implicación personal privada: solicitud de apoyo en privado, a través de mi propia libreta de direcciones de correo y listas de distribución, solicitando apoyo y difusión a través de sus propias libretas y listas (re-mail, foros, chats, mensajería instantánea).
  • Campaña de último esfuerzo para salir de las redes sociales, solicitando a quienes ya habían colaborado que ampliaran su apoyo más allá de replicar (retuitear, favoritos, likes...) en redes sociales:

Analicemos ahora la evolución de la puntuación media otorgada a la pregunta-testigo antes explicada durante cada una de estas cuatro fases:


Para el lector que aún no haya dicho "¡caramba!", le explico lo que ve: cada vez que se inicia una fase, correspondiendo a un estímulo nuevo, se recogen las puntuaciones más bajas (mayor rechazo, esperable dentro de mis círculos), las cuales luego se van suavizando (aunque siempre dentro de valores muy bajos, eso sí).

Fíjense en la primera fase: el primer día de encuesta (difusión primaria) se recogen las puntuaciones más bajas de todas, pero a lo largo de los siguientes seis días (difusión secundaria) van disminuyendo las valoraciones extremadamente críticas y apareciendo otras más tibias e incluso entusiastas. El comienzo de la segunda fase da lugar a la agudización de las peores puntuaciones, que luego se van suavizando; igual para la tercera y cuarta fase, aunque esta última es bastante errática.

Si en lugar de utilizar puntuacione escalares usamos frecuencias de respuesta, todo esto se ve aún más claro. En primer lugar, comparamos la evolución de las puntuaciones desfavorables (menor grado de acuerdo, entre 1 y 5) y favorables (mayor grado de acuerdo, entre 6 y 10):


El Día 1 el rechazo alcanza al 89% de los encuestados y el apoyo, solo al 10%: el rechazo es 9 veces superior al apoyo. El Día 4, el rechazo desciende hasta el 72% y el apoyo escala hasta el 28%, de manera que la proporción 9:1 favorable a los más críticos se reduce en dos tercios, hasta 3:1. Y al final de esta fase se mantiene más o menos en 3:1.

Al comenzar la segunda fase, la ratio vuelve a subir hasta 9:1, pero finaliza en 4:1. La tercera fase comienza con 7;1 y finaliza en 4:1. Y la cuarta, aunque es un tanto más errática (muy pocas encuestas y muchas fallidas, no válidas), comienza con 4:1 y finaliza con la mitad, poco más de 2:1.

Veamos a continuación la evolución de los híper-críticos, los que solo le otorgan un 1, la peor puntuación de las posibles, a los líderes de la inestable mesa de dos patas:

La misma tónica:
  • Primera fase: comienza con un 52% y desciende un 60%, hasta situarse en torna al 21%.
  • Segunda fase: sune hasta el 48% y desciende hasta el 35%.3
  • Tercera fase: subre hasta el 50% y desciende hasta el 34%.
Los datos no pueden ser más elocuentes y nos ilustran perfectamente sobre los modos de transmisión de la información de lo más próximo/parecido hasta lo más lejano/distinto y entre el mundo interior (redes sociales) y el mundo exterior. Un modo que recuerda a las ondas que se forman en el agua cuando se deja caer una piedra: no solo se van alejando del punto de impacto sino que también van ganando en excentricidad.

Finalmente, deberíamos preguntarnos si eso sucede con el resto de los ítemes de nuestras escalas. Y la respuesta es que el patrón, aunque es visible en cierta medida, a) solo lo hace en algunas de las preguntas que circunscribo a la dimensión "política"; b) y nunca es tan marcado como en la pregunta-testigo (A10, arriba a la derecha en el segundo conjunto gráfico).

Veamos primero las respuestas a esta dimensión (los valores están calculado como desviaciones diarias de la media final acumulada):




En cuanto a la dimensión "profesional", este es el panorama:



Perdón por abrumar con un par más de gráficas, pero nos permiten ver que el patrón de difusión no se repite, al menos de manera tan evidente o intensa, ni siquiera cuando: a) se valora la poca representatividad de la Mesa Estatal...


b) ...o se valora la regulación actual de la prescripción enfermera:


Nos resta incorporar otro algodón a nuestra prueba, pero me temo que esta entrada ya es suficiente (e inevitablemente) farragosa como para que aconseje aplazar la incorporación de nuevos datos y gráficas hasta mañana.

La pregunta que resta por contestar es: ¿solo -o fundamentalmente-  responden a la encuesta online quienes utilizan las redes sociales, dejando fuera a las enfermeras/os que no lo hacen?

La respuesta, no tan esquemática como creen adivinar, mañana mismo.


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