sábado, 18 de julio de 2015

Relato de verano: historia de una enfermera (VI)

Capítulo IV
El desmoronamiento de un sueño (1)


Lo primero que me chocó, a mí y creo que a muchas enfermeras más, cuando nombraron, para sustituir a la avinagrada Jefa de Enfermeras, a nuestra flamante Directora de Enfermería... es que no era directora, sino director. Un tipo majete, de la UGT de toda la vida, supervisor de consultas externas... A pesar de que es sabido que a los cargos se debería venir meado y formado, la formación gestora y directiva del caballero tendía a cero. Así que lo primero que hicieron fue pagarle un máster en la Escuela Nacional de Sanidad, en Madrid, a donde acudía una semana al mes... casi diría que un descanso para él... y para todos nosotros.
Nombró rápidamente a su equipo, en el que incluyó algún profesional de prestigio (la Presidenta del Colegio a la que me referí antes, como Subdirectora de Docencia y Formación Continuada). Y para completar el organigrama a su imagen y semejanza, cambió el sistema de selección de las supervisoras: en un alarde de modernidad, lo pasó de analógico, a “digital”.
Se olvidó rápido de sus orígenes sindicalistas y se convirtió en el más fiero ejecutor de las políticas dictadas por el equipo catalán que había desembarcado en el Insalud: movilidad interna forzosa; concursos de traslados reducidos al mínimo; fuera los turnos fijos de noches; trabajar un sábado al mes para cumplir a rajatabla las 37,5 horas semanales del Estatuto; fichar a la entrada, a la salida, en el desayuno, casi para ir al baño; ¿tanto permiso para cursos y actividades formativas?: al mínimo; cambio del sistema retributivo...
Y además, por cierto, las nuevas políticas se habían planteado como un objetivo básico terminar con una situación que consideraban demasiado acomodaticia en cuanto a la estabilidad en el empleo: entendieron que era mucho más conveniente disponer de mano de obra precaria y que no tuviera una expectativa tan prometedora para su vida laboral, de manera que, aprovechando la corriente estandarizadora que supuso la Ley de Función Pública de 1984, y siempre sin derogar unos estatutos de personal de los años sesenta (que siguieron vigentes con sus correspondientes parches hasta 2002), acabaron con el Concurso Abierto y Permanente (aunque seguiría coleando unos cuantos años, en algunos sitios casi hasta los noventa), establecieron el concurso-oposición como sistema universal de acceso a las plazas fijas y crearon un verdadero ejército de muchos miles de enfermeras (y auxiliares, médicos, celadores, administrativos...) con empleos precarios –“hoy te contrato aquí tres meses, mañana te mando allí dos, pasado cobra el paro hasta Navidad, que se han acabado las suplencias de verano”–, de manera que el sueño más preciado ya no era obtener una plaza fija, sino una interinidad, situación temporal pero mucho más estable, al menos permanecías unos meses en el mismo centro.
Pregunta a tu auditorio más joven si se creían que esto se ha inventado ahora, expresamente para ellos. Ingenuos...
En fin, los ánimos se iban caldeando. Nuestros antiguos líderes se habían acostumbrado rápido a firmar las facturas de los restaurantes para que las pagara el Centro y a viajar a costa del contribuyente a congresos y otros eventos. Mientras tanto, nosotros, los curritos, estábamos cada vez más asfixiados por unas políticas agresivas que, para más inri, eran aplicadas por ellos, los antiguos líderes progresistas y sindicalistas enfermeros.

¿Qué sucedió? Lo normal, te lo cuento en un solo párrafo, no te me atragantes: los antiguos líderes profesionales y sindicales se convirtieron en la bicha, alguno de ellos, y esto es rigurosamente cierto –pasó en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, entonces "1 de Octubre" (para conmemorar el "Día de la Exaltación del Caudillo a la Jefatura del Estado")–, tuvo que salir por la ventana de su despacho (afortunadamente, en una planta baja) perseguido por decenas de enfermeras que querían cortarle... la salida (y algunos algo más, creo).





1 comentario:

  1. Pues imaginate si pudieran hacer lo mismo con el Sr Máximo, Aznar ( satse), y politicos de turno de antes y ahora (PP y P.S.O.E.). Seguimos con los mismos estatutos de los años 70 reformados y manipulados durante todos estos años, a imagen y semejanza de impresentables en cargos de esta y otra profesión que todos sabemos, No tienen verguenza todos los consentidores de tan tremenda injusticia. A saber: personal auxiliar titulado( enfermeros; es lo mismo que seas del grupo A2), y auxiliar de clinica (técnicos auxiliares). Y te lo dice, un servidor con 61 años de edad, y 40 en el oficio y, al pie del cañón. Es decir: turnos de M-T-N, un día si y al otro también ( jamás he sido supervisor, ni asesor, ni amigo del amigo, ni nada de nada).Todo lo que cuentas, y lo que te queda por contar, se resume en lo siguiente: desproposito, olvido, ninguneo, estafa, engaño y mofas hacia todos los profesionales enfermeros/as y durante estos últimos 35 años. Encima y para más cachondeo, se exige una nota de selectividad de ¡Pásmense! ustedes:..11,773 en la U.M.U y otras universidades del mapa español ¡¡Verlo para salir corriendo!!
    Saludos y un fuerte abrazo.
    Alfonso
    Enfermero Epta S.M

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