Capítulo IV
El desmoronamiento de un sueño (2)
Descrédito total, pues, de la vieja vanguardia enfermera. ¿Y quiénes crees que salieron a sustituirles? Los dinosaurios que estaban emboscados, echando gasolina al fuego entre güisqui y güisqui, esperando su momento; los ATS, casi todos del sexo masculino, expulsados muchos de ellos de sus reinos de taifas: los laboratorios y salas de rayos en las que no daban un palo al agua y estaban siendo sustituidos por los FP2. Formaron un sindicato en 1985, creo, al que en una evidente declaración de intenciones (alguien diría que provocación), dieron el nombre de SATSE: Sindicato de ATS de España. ¡Ateeses... en 1986!
Por
si faltara algo, estos
personajes se dieron cuenta de dónde estaba el poder y los recursos:
en los colegios profesionales a
los que todas las enfermeras teníamos obligación de estar afiliados
y pagar religiosamente las cuotas.
¿Recuerdas
que te hablé como algo muy positivo que las enfermeras, por fin,
podían acceder al profesorado, como personal funcionario, en las escuelas de Enfermería? Pues a
finales de los años ochenta y primeros de los noventa se
produjo una verdadera
diáspora en
nuestra vanguardia profesional, la que había impulsado el gran salto
adelante de la enfermería en los ochenta, desde la asistencia hacia
la docencia en la universidad. Abandonando,
como daño colateral, los colegios profesionales. Entre
ellos la presidenta de mi Colegio, que, harta de tanto disparate,
aprovechó la ocasión y pudo
optar a una plaza de profesora titular en la Universidad de Sevilla.
De
manera que los colegios de
Enfermería fueron tierra
de botín para
este sector profesional: paradoja
de paradojas, las viejas
élites dieron paso... a otras mucho más viejas. Gracias
a nosotros, los colegiados,
que decidimos
pasar de todo, no solo
de formar candidaturas sino incluso de ir a votar, y dejamos los
colegios en sus manos con el pequeño puñado de votos que les dieron
los sectores más reaccionarios de la profesión. Y
ahí siguen mayoritariamente, más de 25
años después; una desgracia para la profesión si me permites mi
opinión, porque, nos guste o no, hablan, debaten y
negocian en nuestro nombre quienes no aman ni defienden a nuestra
profesión, sino solo
sus intereses de grupito.
(Ah,
como nueva
Directora de Enfermería de mi hospital fue
nombrada la
Adjunta de la antigua y
denostada Jefa de Enfermeras.
A su predecesor, el de la
UGT, le colocaron en la Consejería en comisión de servicios con la
condición, como en los trenes, de asomarse con
cuidado al exterior.)
[Próxima entrega: el demoronamiento de un sueño (3)]
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