jueves, 5 de mayo de 2016

Kulto a la personalidaz

I
 
La publicación y distribución en el día de ayer de la Circular 29/2016 de la Comisión Ejecutiva del Consejo General de Enfermería, anunciando el fallecimiento de la Sra. Pilar Jurado Arroyo, madre del ciudadano Máximo Antonio González Jurado, representa, como nunca pensé ver en toda su estulta crudeza, la perversión absoluta de la institución colegial que ha tenido lugar a manos de estos codiciosos descerebrados que la gobiernan a su antojo como si fuera propiedad privada: ajena a cualquier encomienda de gestión por parte de sus propietarios reales, que son todos y cada uno de los colegiados españoles que financian hasta el papel y la tinta con que se editan las circulares.


La confusión de lo público y lo privado, dinamitando unas fronteras que deberían ser rígidas como el acero en una institución de derecho público recogida en la Constitución Española (art. 36), es la culminación de la obra de toda una larga vida de perversión de la democracia y el servicio pùblico: desde que el Sr. González Jurado entró en 1981 como vicepresidente del Consejo; a partir de 1987, tras su resistible ascensión hasta la presidencia de la institución; y desde 1998 rodeado del equipo que actualmente le acompaña, ya con pocas variaciones: una guardia pretoriana que le defiende mientras recogen las migajas que deja el Amo.

Es una forma iletrada, basta, penosa, cutre... de kulto a la personalidaz del líder, que está conceptualmente reñida con la ética de lo público y desde luego también con las mínimas exigencias estéticas que conviene respetar para poder respetarse a uno mismo.



 II 

La publicación de un obituario en un medio de comunicación sanitario, convirtiendo un suceso estrictamente privado, sin relevancia ni proyección públicas, en "noticia", evidencia también junto con decenas de "informaciones" sesgadas y/o propagandísticas recogidas estos últimos años la existencia de un fondo de reptiles con el que algunos periodistas y medios se prestan a colaborar a cambio de sus correspondientes migajas. Me pregunto: cuando El Régimen caiga y los jueces -probablemente-  o los nuevos colegios regeneradores  -ojalá-  abran los archivos y se haga pública esta lucrativa connivencia, absolutamente ajena a todos los códigos de moralidad y conducta profesional en la prensa, ¿qué pasará con estos medios? Si yo trabajara en ellos no estaría muy tranquilo con mi futuro laboral aunque a corto quizás parezca más práctico mirar para otro lado...


III

Todas mis condolencias al ciudadano González Jurado y a su familia en este trance doloroso que debiera haberse quedado en un suceso estrictamente íntimo. No creo que todo esto les ayude mucho en su duelo, la verdad.


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