Estas notas sobre desempleo de las enfermeras las adelanté ayer, de manera algo más esquemática (y desenfadada), en mi cuenta de twitter, mediante un hilo que empieza en este tuit.
La razón es que la Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística, aunque graba el código 212 ('profesionales de enfermería y partería'), tiene unos márgenes de error muy elevados (y además, cuando le pides el dato desagregado hasta el tercer dígito, te soplan 105 € al trimestre, porque solo ofrece datos codificados hasta el segundo dígito; en este caso el 21, 'profesionales de la salud' ).
Aunque las estadísticas de desempleo registrado tienen la ventaja de que no son, como la EPA, una encuesta, sino un registro, tienen la desventaja de que no reflejan todo el desempleo, puesto que mucha gente desempleada no se da de alta, por diversas razones, en las oficinas de empleo de su comunidad autónoma. En el caso de las enfermeras, cuatro encuestas que he realizado estos últimos años permiten afirmar que ello sucede en torno a un 20% de los casos. Eso sí, podemos pensar que se trata de un sesgo más o menos constante, con lo cual aunque no podamos presentar datos exactos fotograma a fotograma, sí podemos presentar una película coherente.
El annus horribilis para el empleo enfermero fue el año 2013 (2012 no le fue mucho a la zaga, porcentualmente). En apenas dos años (abril 2011-abril 2013) las 7.300 enfermeras en paro (de promedio) suben hasta 15.600, más del doble (+114%).
A partir de entonces (es lo que tienen los 'picos'), comienza a disminuir el desempleo. En abril de 2016 tenemos ya la cifra de paro registrado equivalente a la de abril de 2011. Es la vuelta a una "normalidad anormal" (debo volver a recordar que España es el único país de Europa central y occidental que presenta un desempleo estructural de enfermeras, una verdadera anomalía en nuestro entorno).
En abril de este año, 2018, el desempleo desciende un 36% sobre el año en que empieza la serie, 2011. Lo cual es una buena noticia.
Pero lo es más aún si tenemos en cuenta otros factores. El primero que entre 2011 y 2017 (en abril de 2018 aún no ha egresado la nueva promoción), han salido de las universidades unas 50.000 nuevas enfermeras (descontando el 'efecto Bolonia'). Y se han debido jubilar (cálculos sobre estructura de edad de colegiados), un máximo de 34.000.
Eso significa un 'saldo vegetativo' de +16.000. Y si en abril de 2018 hay 2.600 enfermeras menos en paro que en abril de 2011, tendríamos ≈ 19.000 empleos nuevos de enfermera como saldo 2011-2018.
Y si lo calculamos entre el punto álgido de la destrucción de empleo y la actualidad, tendríamos 14.000 (parados menos) + 35.000 (egresados) - 25.000 (jubilados), entonces en España se habrían creado ≈ 24.000 nuevos puestos de trabajo para enfermeras en los 5 años que van de abril de 2013 a abril de 2018.
¿Suficientes? No creo, teniendo en cuenta aspectos organizativos y estructurales en los que hoy no voy a entrar: en primer lugar, porque 11.000 de ellos fueron para recuperar los empleos destruidos durante la crisis; y en segundo lugar, hechos como la atomización asistencial (los centros más pequeños requieren mayor dotación relativa), la transición demográfica y la cronicidad o la disminución de los cupos médicos, van a exigir mayores dotaciones. Pero son buenas noticias si 'marcan tendencia'. De hecho, varios servicios de salud, si no todos, van a tener problemas para encontrar sustitutos en vacaciones, al menos en ciertos perfiles (matronas, salud mental, sociosanitario...).
En definitiva, parece que la tendencia es positiva. ¿Sucede igual en el resto de profesiones sanitarias? Desde luego, no entre los médicos. Miren el siguiente gráfico comparativo (TAM con base 100 en agosto 2010):
Para poder comparar magnitudes muy diferentes, hemos tenido que hacerlo en base 100, de manera que el punto de partida (agosto de 2010, a los 12 meses de comenzar la serie del Observatorio, para poder calcular la TAM) sea el mismo.
Aunque la destrucción de empleo durante 2011 y 2012 fue bastante más intensa en el caso de las enfermeras, lo cierto es que la dinámica de creación fue muy distinta; mientras que en enfermería se recuperó la tasa de desempleo inicial en junio de 2017 en el caso de la medicina aún no se ha descendido a los niveles iniciales. De hecho, mientras la línea de tendencia es claramente declinante en el primer caso, el desempleo médico, aún siendo también decreciente, aún no ha conseguido recuperar más de la mitad del empleo perdido.
Una última curiosidad: mientras en enero de 2014 (primer mes que el Observatorio desagrega la información) el 90% de las enfermeras desempleadas son diplomadas, y solo el restante 10%, graduadas, actualmente el porcentaje de desempleadas con el Grado en Enfermería ya suponen el 37%. Ley de vida.
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