Capítulo IX
Aurora en la administracion: lecciones aprendidas (1)
Si es nuevo en la serie, disfrute la primera temporada completa
Incluso, fíjate, aprendes a
entender un poco más a los pasotas, happyflowers y demás
fauna “disfuncional” que tanto nos irrita cuando compartimos
control o sala. Muchos han intentado modificar sus conductas mediante
la persuasión, la exhortación, el palo y la zanahoria. Y han
fracasado una y otra vez, por lo que finalmente se les pone la
etiqueta de “irrecuperables” y el principal objetivo es que
fastidien lo menos posible.
No se dan cuenta de que no es
posible modificar –al menos de
manera que persista en el tiempo– conductas, si no se modifican
antes actitudes; y ahí no se trabaja, sigue vigente una
concepción primitiva de tipo pavloviano
condenada al fracaso.
Me niego a creer que haya chicas y chicos de 20 años con tan mala baba que se decidan a estudiar enfermería para putear a los pacientes, a sus compañeros y al "sistema". A ver, alguno habrá con un gran "crujido mental" de este tipo, pero creo absolutamente que no es así de manera significativa. Luego habrá que pensar que en la generación de "disfuncionales" y "anómicos" tendrá mucho que ver la interrelación persona-sistema, ¿no? Durante su socialización en el pregrado (fun-da-men-tal) y durante su primera experiencia laboral. Ya sé, ya sé... el sistema no se va a adaptar a las peculiaridades de cada uno de sus trabajadores, faltaría más, pero sí hay que decir que culpar en exclusiva a las personas de su evolución a lo largo del sistema no es sino engañarse. La micro-gestión era entonces una porquería amateur en manos de enchufados-jetas o pardillos-voluntaristas y me gustaría pensar que hoy en día ya no es así... pero no estoy muy segura.
Cuando te acercas “desde fuera” y aplicas el famoso método de los cinco porqués, en un entorno íntimo y seguro, sorprende la cantidad de información que extraes.
Te
voy a contar una historia real: Moisés,
39 años, 16 de profesión. Llevaba cuatro años en un centro de media
y larga estancia. Desde que llegó había seguido una evolución muy negativa
en cuanto a esfuerzo y rendimiento que le había llevado a ser una grave
fuente de conflictos en la unidad, no tanto en el plano relacional con los compañeros, como
por parte de la supervisora, harta de aguantar las quejas de médicos, de auxiliares –a las enfermeras las camela bien– y de familiares de pacientes:
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