jueves, 31 de mayo de 2018

Un día más sin ti

Desde el 1 de enero de 2009 estás ausente de mi vida. O, afino más, no estuviste presente por fin en cada día de mi vida.

Al principio te eché de menos a diario, o casi; necesité ayuda de sustitutos y de apoyo; después, la nostalgia fue dilatándose en el tiempo, hasta que ahora, la verdad, eres parte de mi biografía –parte muy, demasiado, importante durante demasiado tiempo– pero ya eres solo historia. Ya no estás en mi vida, salvo cuando alguien a mi lado, en una terraza o por la calle, me trae tu aroma.

No. Ya no estás en mi vida, afortunadamente: te disfruté durante un buen tiempo, muchos años; luego, ya empezaste a mostrarte exigente, arrogante, excesivamente presente, muy arropada por tus 'colegas'. Empezaste –perdón por la crudeza– a tocarme los cojones. Pero tras cabrearme contigo, sabía que seguía necesitándote. De manera imperiosa, insoportable. Perdí mi independencia y mi libertad.

Y, claro, empecé a darme cuenta de que ese alivio cuando me encontraba contigo tras pasar unas horas separados era una mala influencia en mi vida.

Porque la dominabas toda: cuando estabas, porque me emborrachaba de tí (con la consiguiente resaca); y cuando no estabas, porque te echaba de menos, mucho de menos, ansioso de volver a tenerte en mi interior.

Así que traté de dejarte... una, dos, tres veces; aguanté sin ti seis, diez, hasta veinte meses, pero al final siempre volvías a mi vida porque te echaba tanto de menos... Y tú estabas tan presente en mi barrio, en mi trabajo, en mis bares y restaurantes, entre mis amigos...

Ahora, mi vida tiene cosas mejores y otras peores que cuando estaba contigo. Pero la mejor decisión que tomamos fue olvidarnos de ti, de tu presencia maligna y perturbadora (y pestilente, en el amplio sentido del término).

Porque el día 1 de enero de 2009 los dos, juntos, dejamos de fumar, apoyándonos el uno al otro para superar tu añoranza: y esa fue una de las mejores decisiones de nuestras vidas. Por no decir la mejor.

Tras tantos años, ya habíamos reunido las únicas dos condiciones que auguran un buen desenlace de esta sin par batalla, que dirían Cervantes o Pérez Reverte: querer dejarte y llegar a estar convencidos que que éramos capaces de ello.

Supongo que tras dejarnos buscaste nuevas parejas, que las atrapaste, que te aferraste a ellas de manera tan inmisericorde como hiciste en su momento con nosotros. Que las hiciste felices al principio para atraparlas y hacerlas desgraciadas después. A tantas, las heriste gravemente, incluso hasta la muerte...

Solo espero que tus nuevos amantes lean estas líneas y se pongan en guardia contra tu fingida dulzura, que se acaba convirtiendo en el abrazo de la muerte. Y también que comprendan que eres una presencia pestilente, y no es una metáfora: toda la puta casa –paredes, sofás, ceniceros, muebles, cubo de la basura...– apestaba a ti.

Hoy, día 31 de mayo –en que se celebra el Día Mundial sin Tabaco– hace 3.436 días que vivimos sin tí.

Hasta nunca.



jueves, 24 de mayo de 2018

Nuevas notas sobre empleo y desempleo de las enfermeras

Estas notas sobre desempleo de las enfermeras las adelanté ayer, de manera algo más esquemática (y desenfadada), en mi cuenta de twitter, mediante un hilo que empieza en este tuit.

Antes de empezar, hay que aclarar que hablamos de 'desempleo registrado', es decir, de las enfermeras/os que se registraron en las oficinas/agencias autonómicas de empleo. Son los datos que proporciona el Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal.

La razón es que la Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística, aunque graba el código 212 ('profesionales de enfermería y partería'), tiene unos márgenes de error muy elevados (y además, cuando le pides el dato desagregado hasta el tercer dígito, te soplan 105 € al trimestre, porque solo ofrece datos codificados hasta el segundo dígito; en este caso el 21, 'profesionales de la salud' ).

Aunque las estadísticas de desempleo registrado tienen la ventaja de que no son, como la EPA, una encuesta, sino un registro, tienen la desventaja de que no reflejan todo el desempleo, puesto que mucha gente desempleada no se da de alta, por diversas razones, en las oficinas de empleo de su comunidad autónoma. En el caso de  las enfermeras, cuatro encuestas que he realizado estos últimos años permiten afirmar que ello sucede en torno a un 20% de los casos. Eso sí, podemos pensar que se trata de un sesgo más o menos constante, con lo cual aunque no podamos presentar datos exactos fotograma a fotograma, sí podemos presentar una película coherente.

Este es el gráfico de los últimos siete años (abril 2011-2017): se trata de una línea TAM ('tendencia acumulada móvil'), que es la media aritmética de los últimos 12 meses en cada mes. De esta manera podemos 'desestacionalizar' (períodos vacacionales, sobre todo) los datos.






















El annus horribilis para el empleo enfermero fue el año 2013 (2012 no le fue mucho a la zaga, porcentualmente). En apenas dos años (abril 2011-abril 2013) las 7.300 enfermeras en paro (de promedio) suben hasta 15.600, más del doble (+114%).

A partir de entonces (es lo que tienen los 'picos'), comienza a disminuir el desempleo. En abril de 2016 tenemos ya la cifra de paro registrado equivalente a la de abril de 2011. Es la vuelta a una "normalidad anormal" (debo volver a recordar que España es el único país de Europa central y occidental que presenta un desempleo estructural de enfermeras, una verdadera anomalía en nuestro entorno).

En abril de este año, 2018, el desempleo desciende un 36% sobre el año en que empieza la serie, 2011. Lo cual es una buena noticia.

Pero lo es más aún si tenemos en cuenta otros factores. El primero que entre 2011 y 2017 (en abril de 2018 aún no ha egresado la nueva promoción), han salido de las universidades unas 50.000 nuevas enfermeras (descontando el 'efecto Bolonia'). Y se han debido jubilar (cálculos sobre estructura de edad de colegiados), un máximo de 34.000.

Eso significa un 'saldo vegetativo' de +16.000. Y si en abril de 2018 hay 2.600 enfermeras menos en paro que en abril de 2011, tendríamos ≈ 19.000 empleos nuevos de enfermera como saldo 2011-2018.

Y si lo calculamos entre el punto álgido de la destrucción de empleo y la actualidad, tendríamos 14.000 (parados menos) + 35.000 (egresados) - 25.000 (jubilados), entonces en España se habrían creado ≈ 24.000 nuevos puestos de trabajo para enfermeras en los 5 años que van de abril de 2013 a abril de 2018.

¿Suficientes? No creo, teniendo en cuenta aspectos organizativos y estructurales en los que hoy no voy a entrar: en primer lugar, porque 11.000 de ellos fueron para recuperar los empleos destruidos durante la crisis; y en segundo lugar, hechos como la atomización asistencial (los centros más pequeños requieren mayor dotación relativa), la transición demográfica y la cronicidad o la disminución de los cupos médicos, van a exigir mayores dotaciones. Pero son buenas noticias si 'marcan tendencia'. De hecho, varios servicios de salud, si no todos, van a tener problemas para encontrar sustitutos en vacaciones, al menos en ciertos perfiles (matronas, salud mental, sociosanitario...).

Otra cosa es la calidad del empleo... En pleno tsunami de ofertas públicas de empleo autonómicas, habrá que empezar a ver cuántas consiguen salir adelante y consolidan empleo y cuántas vuelven a ser paralizadas por los tribunales y... resto de chapuzas recursohumanísticas, no infrecuentes como conocen bien.

En definitiva, parece que la tendencia es positiva. ¿Sucede igual en el resto de profesiones sanitarias? Desde luego, no entre los médicos. Miren el siguiente gráfico comparativo (TAM con base 100 en agosto 2010):























Para poder comparar magnitudes muy diferentes, hemos tenido que hacerlo en base 100, de manera que el punto de partida (agosto de 2010, a los 12 meses de comenzar la serie del Observatorio, para poder calcular la TAM) sea el mismo.

Aunque la destrucción de empleo durante 2011 y 2012 fue bastante más intensa en el caso de las enfermeras, lo cierto es que la dinámica de creación fue muy distinta; mientras que en enfermería se recuperó la tasa de desempleo inicial en junio de 2017 en el caso de la medicina aún no se ha descendido a los niveles iniciales. De hecho, mientras la línea de tendencia es claramente declinante en el primer caso, el desempleo médico, aún siendo también decreciente, aún no ha conseguido recuperar más de la mitad del empleo perdido.

Una última curiosidad: mientras en enero de 2014 (primer mes que el Observatorio desagrega la información) el 90% de las enfermeras desempleadas son diplomadas, y solo el restante 10%, graduadas, actualmente el porcentaje de desempleadas con el Grado en Enfermería ya suponen el 37%. Ley de vida.