jueves, 18 de diciembre de 2014

#EnfermeriaCura

Me van a perdonar si esta entrada suena pedante o auto-reivindicativa, pero es en todo caso obligada para ayudarnos a todos a entender algunas cosas que no pocos miles de mentes profesionales obtusas, en una y otra orilla, no acaban de entender: que la enfermería es parte del equipo asistencial, no solo como una de las patas diferenciadas de la camilla, sino de verdad: los cuidados de enfermería forman parte de la atención médica, de la misma manera que la atención  médica es parte esencial de los cuidados a los pacientes. Sin olvidar otras importantes aportaciones profesionales, por supuesto.


Hay bastantes países donde a las enfermeras no les molesta leer o escuchar que forman parte del "equipo médico" o de la "asistencia médica"; a fin de cuentas, de alguna manera hay que denominar a ese equipo profesional y a esos procesos integrados y a los anglosajones les es más fácil, porque están más acostumbrados, utilizar la expresión medical (de ahí que también utilicen paramedical para referirse a otras ocupaciones, más en la periferia asistencial) y medical care que otros. Aquí no: nos gusta más equipo asistencial y otras perífrasis más rebuscadas.

Con motivo del alirón médico  -no asistencial, exclusivamente médico-  cuando se comprobó la curación de Teresa Romero, paciente que adquirió la enfermedad por el virus del ébola [EVE] mientras cuidaba de otros dos pacientes previos, asimismo afectados por la EVE (fallecidos ambos), escribí una entrada en este blog en la que censuraba este acaparamiento de los focos mediáticos, no por acostumbrada menos irritante para los que quedan fuera de dichos focos (y para otros que observamos este ritual de machos-alfa).

Observé en las horas siguientes que dentro de la enfermería (al menos la 2.0, que es la que queda más próxima dentro de mi radio de escucha) se procedía al justificado rasgado de vestiduras, pero también observé, y deploré, que esta auto-reivindicación en el proceso de curación de Teresa estaba centrada más en la visibilidad que en la usurpación. Me explico.

La reivindicación enfermera se centró en dos argumentos: a) hay muchos más actores que participaron en el proceso asistencial y no se han visibilizado; b) además, aunque se anoten el tanto, el mayor riesgo no lo corrieron precisamente los médicos, que solo realizaron el 10% de los actos asistenciales que implicaban entrar en la habitación de la enferma. Y deploraban que la rueda de prensa médica no rindiera justicia a la participación y al enorme riesgo asumido por enfermeras, auxiliares (TCAE), celadores y limpiadoras, como escenifica este elocuente dibujo de Mónica López (que no es enfermera) en su blog Salud Creativa:



Dentro de esta gran indignación, la enfermería 2.0 amenazó con adoptar medidas muy, muy radicales, como... ¡crear un hastag en Twitter!

Y, cumpliendo sus amenazas... ¡lo hicieron! ¡Con una frase, además, extraída del libro de Saint-Exupéry, "El principito"!


No es mi intención, aunque sé que mi ironía no sentará muy bien a muchos queridos amigos de este colectivo, ridiculizar o menoscabar a estos profesionales, que tienen motivos más que de sobra para estar hartos de ser excluidos de unos focos mediáticos que realmente sí menoscaban la insustituible aportación de la profesión enfermera a la ciudadanía, los pacientes y el Sistema Nacional de Salud. Y que además forman parte de la élite asistencial más inteligente, preparada, inquieta y crítica, parte fundamental del presente y el futuro de su profesión. Pero me inquieta profundamente que yerren tanto el tiro y que trabajen tan en contra de sus intereses, en mi propia y particular manera de entender este importante asunto.

Los ciudadanos, los pacientes y el SNS ya saben más que de sobra, y valoran excelentemente (como demuestran las encuestas), los abnegados esfuerzos de las enfermeras y enfermeros que conforman una [¿profesión? ¿ocupación? ¿función? ¿vocación?] que es insustituible, pero no entienden ni asumen ni valoran aquello que aportan las enfermeras más allá de la abnegación y el esfuerzo. Es decir, no entienden, comprenden ni valoran la dimensión científico-técnica de los cuidados enfermeros. Menos aún, que pretendan formar parte de la élite asistencial, de la que ni siquiera, para tantas personas, forman parte los médicos de familia comparados con los médicos "especialistas", altamente tecnologizados, que curaron a Teresa Romero.

Y me creí en la obligación, como ya dije aquellos días, de publicar una entrada en este blog bajo el título La otra mitad del cielo (de Teresa), en la que intenté compensar, sin duda porque es más fácil ver estas cosas desde fuera, lo que percibí como un exceso de emocionalidad en detrimento de la racionalidad y los propios intereses. En ella escribí:
Ahora, bien, me pregunto: ¿lo que han hecho los médicos es Ciencia y lo que ha hecho el personal de enfermería es solo Humanidad, valor, riesgo, solidaridad? ¿Las enfermeras que han atendido a Teresa no han aplicado conocimientos técnicos y competencias profesionales, solo han sido como una tierna y corajuda madre que ha estado ahí en los momentos difíciles?
¿Qué coño les pasó por la cabeza a esos cuatro fenómenos, y les obnubiló la razón, para olvidarse de que los cuidados en enfermería que ha recibido Teresa -ella misma personal de enfermería- han sido críticos para la curación de Teresa, no sé en qué proporción con respecto a los antivirales, sueros humanos y resto del arsenal médico-farmacológico, pero sin duda de manera crítica, fundamental? Sí, curación: porque aunque aún haya algunas enfermeras fundamentalistas y legiones de médicos trasnochados que afirman que la enfermería cuida y la medicina cura, eso es científica y radicalmente falso. Los cuidados de enfermería forman parte de la terapéutica clínica, de la misma forma que la atención médica forma parte -o debería hacerlo- de los procesos de cuidados. Y así lo reclaman los médicos y enfermeras más lúcidos.
 Aquella entrada, que para mi sorpresa tuvo 4.500 visitas en un solo día (lo normal es que tengan 500 o 600), suscitó un fuerte debate, en el cual participó uno de los médicos del equipo asistencial (o, como diría la jerga periodística, "uno de los miembros del equipo médico"), Fernando de la Calle (¡gracias!), quien en un principio se sintió insultado por mis comentarios, que es cierto que pusieron en duda, no la capacitación técnica del equipo, pero sí su inevitable intervención dando palos de ciego porque se trataba de una patología para la que no existen guías de práctica clínica ni directrices... ni siquiera experiencias, porque lo que pasa en África... simplemente no se publica. Yo entiendo, y disculpo aunque su etiquetación fuera injusta con mi modesta persona, que se sintiera insultado porque en esos días de gloria, que alguien pusiera en duda el enorme mérito de su actuación y les criticara porque no cedieran un poco de su protagonismo a sus compañeros de equipo no entraba en los parámetros actitudinales en los que fueron socializados.

En fin, Fernando de la Calle charló en el blog, no solo conmigo sino también con otros tres o cuatro comentaristas (enfermeras) de la entrada y fue dulcificando su actitud hasta entender, creo, los argumentos de aquellos:
Sin resquicios a la duda tenía que haber salido más gente... Cuando se ha escuchado nuestra opinión como cuando el primer paciente han salido (ved noticias).
Insisto, somos médicos, lo periodístico ni debemos ni queremos manejarlo. Salió mucha gente que jamás ha participado ni en ébola ni en el Carlos III.
La enfermería entra a la habitación. Pero los médicos de Medicina Tropical también entramos varias veces y con cualquiera de los tres pacientes todos los días.
Agradezco estos foros y vuestras opiniones. Es fantástico poder aclarar las cosas con buen tono. Gracias
Es cierto que ello fue posible, no por la intransigencia en mis respuestas, sino porque las enfermeras que hablaban con él recularon; por ejemplo:
Hola, soy XXX y quiero pedirte disculpas anticipadas por el malestar que te he podido crear. La indignación no es con los que salís en la foto... NOOOO... y de hecho ya era hora de poneros caras y sobre todo de poneros esas caras radiantes que reflejan la alegría de haber conseguido por lo que habéis luchado sin medir esfuerzos durante todo el tiempo.... De verdad que no... que es indignación por las caras de la noticia que echo a faltar en la foto, no se tratar de RESTAR... NO!.. se trataba de SUMAR.... de sumar a todos los que han formado parte del éxito. Supongo y casi me atrevo a asegurar que no ha estado nunca en tus manos.... te creo... pero todos sabemos que una imagen vale más que mil palabras, por tanto nuestro objetivo con esta iniciativa es conseguir que la siguiente foto este COMPLETA... y.. si ahora no lo revindicamos en la próxima foto seguiremos estando AUSENTES.
Lo dicho siento muchísimo si en algo he/hemos podido hacerte y haceros daño, y estoy segura que comprendes nuestro malestar.
El debate ya se ha prostituido, ya no tiene que ver con capacidades, aportaciones, con la Ciencia que cura, sino con la Humanidad que se entrega, el riesgo y la abnegación. El doctor Fernando de la Calle no entendió nada, pero me temo que tampoco sus interlocutores del otro lado.

Y, para colmo, desde este mismo otro lado, el enfermero, se concluye...
Hay una cosa que realmente me da pena personalmente, es que de todo esto quede una "peleica" entre médicos y enfermeras, es ridículo y absurdo.
¡Claro que es -debería ser- una peleíca! Una peleíca por la dignidad y la justicia, pero también por el poder profesional, una realidad semioculta que existe e influye mucho más de lo que se piensa. Por erradicar ciertas culturas profesionales que, además de arrogantes, son negativas, tanto para quienes las encarnan y asumen como para quienes las sufren y, finalmente, para los pacientes y los servicios de salud. Porque no se trata de ver quién mea más lejos, sino de un largo camino para que mantras como la cooperación interprofesional (que todos reclaman pero que para cada cual significa una cosa distinta en función de los propios intereses) sean algún día una gloriosa realidad. Y eso en nuestro país está a años luz.

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Justo hoy en el New England Journal of Medicine [NEJM] publican un artículo con la experiencia clínica de dos pacientes con EVE en Estados Unidos, concretamente en el Hospital Universitario de Emory (Clinical Care of Two Patients with Ebola Virus Disease in the United States). ¿Su conclusión?


Cuando tratan de explicar cómo, o por qué, han sido curados, la respuesta es que no lo saben y que no será posible conocer lo que ha funcionado y lo que no, ni hasta qué punto o en qué combinación, hasta que se hayan realizado ensayos clínicos controlados. Pero que en su opinión existen varios aspectos críticos que están fuera de duda: el primero, unos "cuidados de enfermería intensivos".

Bueno, a eso me refería en mi entrada (y en casi todas mis intervenciones públicas, cuando tengo oportunidad).

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Ayer tuve la oportunidad de participar como ponente en las Jornadas La enfermería vista desde fuera, dentro del ciclo Nursing Speaker's Corner de la Facultad de Enfermería de la Universidad de La Laguna. Además de la extraordinaria amabilidad de mis anfitriones, agradecí mucho la oportunidad de escuchar las ponencias de otros dos participantes: la periodista de la Radio Televisión Canaria Lidia Rodríguez Fuentes y el matemático (experto en metodología estadística para la investigación clínica) Armando Aguirre (a quien no puedo enlazar porque, por no tener, no tiene ni teléfono móvil, no digamos perfiles sociales). Me hicieron sentir un poco menos solo y un poco menos loco. Gracias.

Y es que pareció que nos habíamos puesto de acuerdo (alguien nos lo preguntó directamente), aunque ninguno de los tres nos conocíamos, ni siquiera por referencias. De hecho, Armando (el matemático) me dijo literalmente: "Ni en mis sueños más atrevidos pensé que podría llegar a estar de acuerdo con un sociólogo..."

Pero estábamos tan de acuerdo en lo básico, en el diagnóstico de los principales problemas de la Enfermería, que creo que sería tan magnífico como impracticable hacer una gira nacional sin retocar ni una coma, cada uno, de nuestras ponencias. 

Y la jornada la cerró un amplio y rico debate con las cerca de 150, calculo yo, enfermeras asistentes, debate con una gran participación del público que duró ¡una hora y tres cuartos!, otro suceso para mí (casi) inédito.

Nunca lo he reclamado para mi modesta persona (sobre todo porque ya he tenido la oportunidad tantas veces que probablemente aburro), pero si en este país hubiera realmente un liderazgo enfermero con deseos de cambiar y mejorar la profesión (y no la cleptocracia ignorante que padecemos), debería reservar unos pequeños fondos para que la mayoría de las enfermeras del país escucharan lo que Lidia y Armando nos contaron.

¿Qué dijeron? Me lo reservo para otra entrada a partir de las notas que tomé.

Les dejo un enlace a mi presentación gráfica:



8 comentarios:

  1. stimado Juan; otra vez gracias por la entrada... lamento no haber podido seguir con más intensidad la reunión de Tenerife.

    Tus orígenes gallegos son innegables: tienes mucha retranca.

    Pero también tienes razón en alguna cosas que señalas; yo reconozco que no acepto que se mencione la atención sanitaria como "médica" y repudio el uso de "cuidados médicos" principalmente porque creo que se trata de la misma intromisión que cuando en las vetustas "órdenes de tratamiento" se indicaba: "cambios posturales"... como si enfermería no supiera valorar, planificar, realizar y evaluar los elementos de la atención que le competen. Ahora, nada más lejano de MI visión que la falta de coordinación o dialogo (entendido como intercambio de argumentos evidencias ).

    El vocabulario es un elemento fundamental en la imagen que de una actividad se transmite y que la sociedad tenga la imagen de que la medicina cura y la enfermería es amable tiene algo que ver con el vocabulario que se emplea en general al hablar de la atención sanitaria... por ello me esfuerzo en emplear las palabras que tengo por correctas tanto en positivo como en negativo; me explico: los malos resultados (eventos adversos) también son fruto de la actuación del equipo por lo tanto no hay "errores médicos" sino "del sistema o del equipo".

    En cuanto a nuestra capacidad de "curar"; prefiero hacer hincapié en demostrar que los cuidados (esos que valoramos, planificamos, realizamos y evaluamos) repercuten en resultados en salud de los ciudadanos y de la sociedad. Creo que ese debe ser nuestro "frente" poniendo énfasis en cómo esos resultados empeoran si se minan los recursos de enfermería (como dice L Aiken)

    https://plus.google.com/u/0/111848312721265255149/posts/LbeNCC9wY9j

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  2. Gracias Xosé Manuel, una vez más, por dedicar algo de tu tiempo a leer lo que muy de vez en cuando creo que tengo que decir. Cuando el miércoles escuchaba a la periodista y el matemático-metodólogo hablar de vuestra profesión entendí perfectamente que, como tú acertadamente apuntas, el lenguaje es importante. Pero no debería serlo tanto de puertas hacia dentro como hacia fuera, hacia la calle. Por mucho que os empeñéis en mantener un vocabulario "enfermeramente correcto" la calle, la gente, utilizará otro. Y no podéis hacer nada para cambiar esta realidad. Y la gente, lo que realmente admira es al que "cura" y no percibe que "cure" nadie más que el médico. Una falacia... pero muy asentada culturalmente.

    No sugiero que utilicéis el término "médico" para referiros a vuestro trabajo ni que debiérais sustituir cuidar por curar. Me limito a señalar es que es importante "vender el producto enfermería", como señalaba el miércoles un enfermero en el debate. Y para ello, utilizar jerga "enfermeramente correcta" os distancia porque no transmitís profesión sino ocupación, Humanidad y no Ciencia. Gente maja, buena, y no gente que trabaja bien. Nacidos para y no formados para. Etc.

    Porque "colocar en los mejores lineales del supermercado (hoy estoy metafórico a tope) el producto enfermero" significa no solo mayor visibilidad (que es un producto intermedio, dicho en jerga gestora), sino sobre todo más puestos de trabajo, es decir más y mejores nóminas, presencia en los foros decisorios, nuevos nichos de mercado para emprendedores, consultas para profesionales liberales (prácticamente inexistentes en la enfermería hoy en día), más puestos de especialista, 'prescripción enfermera' estimulante, menos precariedad... Y una mejor enfermería, más capacitada, prestigiada y presente para afrontar retos de futuro que la medicina no sabe (ni quiere en ocasiones) afrontar con cabeza y tesón. A eso me refiero aunque a veces me explique tan mal.

    Un fuerte abrazo.

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  3. Mi querido Juan,
    si consiguiesemos inyectar a la profesión una milésima parte de la confianza que tú tienes en nosotras... sería la vacuna perfecta.

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  4. Querida Mamen, tengo una gran confianza en vosotros a pesar de las puyas que el sector más ignorante de la profesión me lanza (hoy mismo un par de ellas) porque creen que no valoro suficientemente vuestra abnegación y las duras condiciones de trabajo en las que muchas tenéis que prestar vuestro valiosos servicios. Si solo fuérais eso (que es lo que más se publicita), seríais medio monjas, medio soldados. Pero sois algo (mucho) más que eso y aún podéis ser algo (mucho) más porque creo que tenéis una magnífica base competencial (con muchas lagunas, ya lo sé; pero eso se soluciona si se atiende) y la mayor parte, una excelente profesionalidad. Lo malo es ese 10%-15% de profesionales desprofesionalizados: como sabes, la cadena es tan débil como el más débil de los eslabones y creo que el vuestro son esos (y la mafia corporativa, claro, pero no solo). Hay que seguir caminando, nadie dijo que las cosas fueran a ser fáciles. Besos

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  5. Estimado y querido amigo Juan. Estoy totalmente de acuerdo contigo en todo. Desgraciadamente para la gente de la calle, los medios informativos y, la sociedad en general,esta profesión..¡¡No vende!!.. Mejor dicho, no tiene disposición cientifica e investigadora como las que todos sabemos. Por eso, tenemos que hacernos muy muy fuertes, en el campo que nos queda libre dentro de los niveles cientificos e investigadores de la sanidad. Ese campo hecho practicamente a la medida de nuestra profesión sería : la Educación, prevención y rehabilitación de la persona, desde edades tempranas, hasta edades avanzadas, y pasando por la salud mental. Nuestro trabajo por tanto sería importantisimo en el S.S.N, pues habrían menos enfermos medicalizados, y menos enfermos sufriendo con edades avanzadas. Por descontado que, el sistema ahorraria en recursos humanos, y recursos materiales y tecnologicos. En mi modesta forma de ver las cosas, este es el campo que nos daría la autonomia cientifica y técnica que,la sociedad necesita para un próximo futuro de vidas más longevas.
    Recibe un fuerte abrazo. Feliz Navidad.
    Alfonso

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    1. Para cambiar las cosas hace falta eso que se decía antes, "masa crítica", porque el sistema tiende a la entropía y la lucha por introducir inteligencia (racionalidad) genera fricciones que lo recalientan. De ahí que tienda a mantenerse el caos aparentemente ordenado que caracteriza al sistema. Desde la ley general de sanidad y al margen de la descentralización política que ha generado 17 clones (el catalán es un sistema muy distinto desde siempre), no ha existido ni un solo cambio de calado en el SNS, excepto para convertir un sistema cerrado (público) en abierto (a la colonización del capital privado). De manera que solo es posible plantear pequeños cambios a corto plazo que acaben por cambiar el modelo a largo plazo y no un cambio global de modelo. Felices fiestas, Alfonso y gracias por tu comentario.

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  6. Juan, gracias por el articulo y por el cuidado de tu lenguaje al tratar temas que rozan tan de cerca la vulnerabilidad profesional. Que bueno sería que se hablasen de estas temáticas en las escuelas de Enfermería, que estuviésemos preparados para el mundo real, en el que hay lucha de poderes y si yo más, pues yo mucho más, olvidando que nuestro objetivo es el bienestar del paciente y cada colectivo profesional puede aportar un gran valor en el proceso curativo desde sus conocimientos y su práctica.

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    1. Gracias a ti, Conchy, por tu comentario. En efecto, sería fantástico que en las universidades (me consta que en algunas sí se hace) se enseñara a los alumnos como es el sistema de salud realmente y la enfermería dentro de él, en vez de ensoñaciones que luego se hacen pedazos cuando se conoce la realidad y acaban causando melancolía. Y sobre todo, herramientas para cambiar la realidad: comunicación, liderazgo, visión política... Si el mundo fuera perfecto y las competencias y fronteras profesionales racionales, quizás sí podría plantearse en la práctica una convergencia interprofesional en beneficio de los pacientes y el sistema público de salud. Pero como no es así, hay que pelear, buscar un sitio al sol y un poco de notoriedad mediática y social que permita que la voz de las enfermeras se escuche. Haciendo lobby con líderes verdaderamente enfermeros que amen y defiendan su profesión. Felcies fiestas, Conchy y de nuevo, gracias.

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