- La amplia -y dada por buena- tergiversación de la historia, que deposita sobre los hombros de las enfermeras del siglo XXI una pesada carga moral y valorativa supuestamente generada, a la sombra de la escuela de Flo Nightingale, en pleno siglo XIX. 150 años de pretendida esencia enfermera que tiene más de ideología diseminada por determinadas élites intelectuales para encontrar su hueco en la Academia y perpetuarse convenientemente alejadas del molesto trabajo con los pacientes, que de realidad histórica.
- Esa ideología ha producido como consecuencia que las enfermeras deban pagar un peaje emocional en el desarrollo de su trabajo, que va más allá del que deben enfrentar el resto de las profesiones que trabajan en entornos similares y sobre personas también en situación de fragilidad, dependencia o enfermedad, tanto sanitarios (médicos, especialmente), como no sanitarios (educadores, servicios sociales y ayuda a dependientes, atención a los parados...). Este peaje es conveniente e interesadamente explotado por los directivos y otros profesionales, como los médicos, y se convierte en un verdadero chantaje emocional que empuja a las enfermeras a asumir como propios todos los problemas ocasionados o no resueltos por los demás, lo cual está en la raíz de una gran frustración por no tener, tras atender toda esa carga de trabajo impropia, tiempo para poder dispensar todos los cuidados propiamente enfermeros que precisarían sus pacientes (missing care).
- Finalmente, el hecho de que las élites enfermeras tienden a tomar partido ideológico (y político) en aquellas grandes dicotomías que rodean el trabajo enfermero (ocupación-profesión, ciencia-humanidad, autonomía conceptual-funcional, rol-estatus, desarrollo horizontal-vertical, disciplina-trabajo...), desde una actitud reactiva, en lugar de tratar de alcanzar puntos de equilibrios proactivos para proyectar una enfermería del siglo XXI, capaz de liberarse de estas cadenas ideológicas y ofrecer a la sociedad y los servicios de salud un pacto de mutuo beneficio.
En fin, espero poder algún día transcribir la charla y ofrecer el texto, pero de momento me conformo con ofrecer:
- La presentación gráfica que sirvió de guión a la conferencia.
- El enlace al vídeo con la conferencia, que no es de muy buena calidad, pero, como dicen los castizos, "menos da una piedra".
Quiero aprovechar finalmente para agradecer a los organizadores su extraordinaria atención personal, su magnífico trabajo científico y su engranada organización del evento, así como la ocasión prestada para encontrarme o conocer a profesionales tan queridos y admirados con los que pude compartir charlas (y vinos). Muy especialmente a Carmen (Nogueiras) y Salva (Meijome). Lo dicho: muchas gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario