Capítulo IV
El desmoronamiento de un sueño (1)
Lo
primero que me chocó, a mí y creo que a muchas enfermeras
más, cuando nombraron, para
sustituir a la avinagrada Jefa de Enfermeras,
a nuestra flamante Directora de Enfermería... es que no era
directora,
sino director.
Un tipo majete, de la UGT
de toda la vida, supervisor de consultas externas... A pesar de que
es sabido que a los cargos se debería venir meado y formado, la formación
gestora y directiva del caballero
tendía a cero. Así que lo primero que hicieron fue pagarle un
máster en la Escuela Nacional de Sanidad, en
Madrid, a donde acudía una
semana al mes... casi diría que un
descanso para él... y para todos nosotros.
Nombró
rápidamente a su equipo, en el que incluyó algún profesional de prestigio (la
Presidenta del Colegio a la que me referí antes, como Subdirectora
de Docencia y Formación Continuada).
Y para completar el organigrama a su imagen y semejanza, cambió el
sistema de selección de las supervisoras: en un alarde de
modernidad, lo pasó de analógico, a “digital”.
Se
olvidó rápido de sus orígenes sindicalistas y se convirtió en el
más fiero ejecutor de las políticas dictadas por el equipo catalán
que había desembarcado en el Insalud:
movilidad interna forzosa; concursos de traslados
reducidos al mínimo;
fuera los turnos fijos de noches; trabajar un sábado al mes para
cumplir a rajatabla las 37,5 horas semanales del Estatuto; fichar
a la entrada, a la salida, en el desayuno, casi para ir al baño;
¿tanto
permiso para cursos y actividades formativas?:
al
mínimo; cambio del sistema
retributivo...
Y
además, por cierto, las nuevas políticas se habían planteado como
un objetivo básico terminar con una situación que consideraban
demasiado acomodaticia en cuanto a la estabilidad en el empleo:
entendieron que era mucho más conveniente disponer de mano de obra
precaria y que no tuviera una expectativa tan prometedora para su
vida laboral, de manera que, aprovechando la corriente
estandarizadora que supuso la Ley de Función Pública de 1984, y siempre sin
derogar unos estatutos de personal de los años sesenta (que
siguieron vigentes con sus correspondientes parches hasta 2002), acabaron con el Concurso Abierto y
Permanente (aunque seguiría
coleando unos cuantos años, en algunos sitios casi hasta los
noventa), establecieron el
concurso-oposición como sistema universal de acceso a las plazas
fijas y crearon un verdadero ejército de muchos miles de enfermeras
(y auxiliares, médicos, celadores, administrativos...) con empleos
precarios –“hoy
te contrato aquí tres meses, mañana te mando allí dos, pasado
cobra el paro hasta Navidad, que se han acabado las suplencias de
verano”–,
de manera que el sueño más preciado ya no era obtener una plaza
fija, sino una interinidad, situación temporal pero mucho más
estable, al menos permanecías unos meses en el mismo centro.
Pregunta
a tu auditorio más joven si se creían que esto se ha inventado
ahora, expresamente para ellos. Ingenuos...
En
fin, los ánimos se iban
caldeando. Nuestros antiguos
líderes se habían acostumbrado rápido a firmar las facturas de los
restaurantes para que las pagara el Centro y a viajar a costa del
contribuyente a congresos y
otros eventos. Mientras
tanto, nosotros, los
curritos, estábamos
cada vez más asfixiados por
unas políticas agresivas
que, para más inri, eran
aplicadas por ellos, los
antiguos líderes progresistas
y sindicalistas enfermeros.
¿Qué
sucedió? Lo normal, te lo cuento en un solo párrafo, no te me
atragantes: los antiguos líderes profesionales y sindicales se
convirtieron en la bicha,
alguno de ellos, y esto es rigurosamente cierto –pasó en el
Hospital 12 de Octubre de Madrid, entonces "1 de Octubre" (para conmemorar el "Día de la Exaltación del Caudillo a la Jefatura del Estado")–, tuvo que salir por la ventana de
su despacho (afortunadamente, en una planta baja) perseguido por
decenas de enfermeras que
querían cortarle... la salida
(y algunos algo más, creo).
[Próxima entrega: "El desmoronamiento de un sueño (2)"]
Pues imaginate si pudieran hacer lo mismo con el Sr Máximo, Aznar ( satse), y politicos de turno de antes y ahora (PP y P.S.O.E.). Seguimos con los mismos estatutos de los años 70 reformados y manipulados durante todos estos años, a imagen y semejanza de impresentables en cargos de esta y otra profesión que todos sabemos, No tienen verguenza todos los consentidores de tan tremenda injusticia. A saber: personal auxiliar titulado( enfermeros; es lo mismo que seas del grupo A2), y auxiliar de clinica (técnicos auxiliares). Y te lo dice, un servidor con 61 años de edad, y 40 en el oficio y, al pie del cañón. Es decir: turnos de M-T-N, un día si y al otro también ( jamás he sido supervisor, ni asesor, ni amigo del amigo, ni nada de nada).Todo lo que cuentas, y lo que te queda por contar, se resume en lo siguiente: desproposito, olvido, ninguneo, estafa, engaño y mofas hacia todos los profesionales enfermeros/as y durante estos últimos 35 años. Encima y para más cachondeo, se exige una nota de selectividad de ¡Pásmense! ustedes:..11,773 en la U.M.U y otras universidades del mapa español ¡¡Verlo para salir corriendo!!
ResponderEliminarSaludos y un fuerte abrazo.
Alfonso
Enfermero Epta S.M