lunes, 8 de septiembre de 2014

Un sistema pervertido y pervertidor

Leía ayer mismo en una conocida red social un escrito en el cual se denuncian ciertas situaciones (sobre la cuales existe, grosso modo, confirmación de que son básicamente ciertas) en el funcionamiento de las bolsas de trabajo y la gestión de la contratación del empleo temporal en los servicios de salud. En este caso concreto, se trata de Andalucía, o sea del SAS, pero hay denuncias tan abundantes en las redes sociales que son suficientes para pensar que se trata de un proceso de degradación de las políticas públicas generalizado en todos los servicios de salud; tal vez en unos más que en otros, pero realmente no lo sé.


Se trata de una carta abierta (razón por la cual la enlazo sin pedir permiso) a la Presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, cuya parte de denuncia reproduzco aquí literalmente:
Cobramos a 60 días desde el inicio del contrato.
No tenemos una oficina física a la que dirigirnos para podernos informar de cualquier problema que nos surge sobre la bolsa o cualquier otro aspecto relacionado con nuestro trabajo. (Las UAPs necesitan una buena formación y personas con ganas de ayudar a los profesionales).
Cuando empiezan a contratar, cada Centro llama cuando quiere, creandose desigualdades entre profesionales con misma puntuación (uno coge 3 meses en un sitio y otro con la misma puntuación coge dias sueltos).
Las baremaciones que son cerradas cada 31 de octubre deberían ser actualizadas en un tiempo determinado (4 meses antes y ahora a partir de este año cada 5 meses), habiendo categorías que llevan dos años de retraso.
Con los recortes, se ha dispuesto un mínimo de puntuación para poder entregar la documentación, con lo que llevamos dos años en distintas categorías que están tirando de listados adicionales. (Esto conlleva desigualdad entre los profesionales, ya que solo se contabiliza la experiencia SAS, por lo que hay profesionales que nunca tendrán la posibilidad de poder trabajar, aún teniendo una puntuación más alta.
Desde algunos centros se hacen “llamadas de emergencia” fuera de bolsa, por lo que se contrata a quien se quiere.
Se están haciendo verdaderas barabaridades y en el caso de este verano mucho más, con profesionales a los que se les esta exigiendo que hagan horas de más con la premisa de que son de obligatorio cumplimiento, diciendoles que sino incurriran en falta grave, ya que según los supervisores y jefaturas de personal les falta personal y necesitan que trabajemos más horas (hay profesionales haciendo jornadas al 100% y cobrandolas al 75%).
Las alegaciones que hacemos los profesionales nunca y digo nunca son resueltas bajo un escrito por lo que nunca sabemos donde esta el error.
Los escritos que se mandan a los Servicios Centrales nunca son respondidos.
Los uniformes para que te los den en algunos centros, casi hay que ponerse de rodillas... en otros ni con eso te los dan (le recuerdo que es material imprescindible para ejercer nuestro trabajo).
La gestión de disponibilidad de los centros debería ser de manera recíproca, es decir, si se tarda un día en ponerte no disponible en un sitio, para ponerte disponible debería ser igual y no que tarda 30 días.
Bueno pues estas son solo algunas de las cosas que también deberían de cambiar.

Y a mí me parece que algo que afecta tanto a la vida material y al desarollo profesional y personal de tantos miles de profesionales, al verdadero futuro -y no es demagogia- de los servicios de salud, no debería solventarse con meras reglamentaciones administrativas y merecería una reflexión política y ética muy profunda... especialmente por parte de quienes, se diría, menos lo hacen: los responsables políticos y los directivos de recursos humanos de los servicios públicos de salud.

Porque me escandaliza y me parece mentira que haya administraciones PÚBLICAS que se comportan exactamente igual (incluso peor, gracias a las "bondades legales" de la reglamentación laboral estatutaria, tan inquebrantablemente defendida por todos los sindicatos del sector), que algunas de las más inmorales y codiciosas patronales, como por ejemplo las ho(s)teleras, que vemos tan a menudo  -anoche mismo en T5, sin ir más lejos- denunciadas en los medios de comunicación; es decir, como verdaderos e indecentes explotadores que contratan jornadas a X y obligan, bajo amenaza de "consecuencias" arbitrariamente consentidas por la laxitud de las normas, a realizar de hecho jornadas de X+n (siendo "n" lo que, libérrimamente definido, le parece bien al jefe de servicio, supervisora, jefe de personal subalterno o cualquier otro responsable de personal para ese día, noche o semana), pero pagando solo X; entre otras porquerías inaceptables que entre todos aceptamos. Afortunadamente se está empezando a denunciar en los tribunales, sí, pero demasiado poco a poco... Porque esto no es solo un problema de regulación administrativa o de gestión de personal, sino de derechos laborales -y, me atrevería a decir, de derechos humanos-.

Como lo es que te obliguen a coger una sustitución de unas pocas semanas (al 75% de jornada, por lo general, ya sabemos para qué...) en un centro que está a 70 o 100 kilómetros de tu domicilio bajo la amenaza matonista de que, si no, te dan de baja en la bolsa o pasas al final de la cola. Algo que, si bien en el escrito que cito no se denuncia en concreto, sí se lee frecuentemente en las redes y foros.

Y creo que la gente, las enfermeras en este caso que se denuncia pero también el resto del personal sanitario que es sujeto de este sistema chantajista, piensan (¿saben?) que lo más seguro es que si denuncian al sistema pueden quedarse sin trabajo muchos meses, vetados de facto por la arbitrariedad y discrecionalidad de las reglamentaciones de las bolsas de empleo públicas que a su vez permiten la mala baba de quienes las gestionan día a día delante de un ordenador. Cargados, además, de santa razón reglamentaria. En fin, reglamentos y gestion de estos reglamentos cuyas opacidades podrían permitir perfectamente, sin controles efectivos de ningún tipo, este tipo de vetos: el que se mueve no sale en la foto.

Y me apena que se haya consolidado un sistema pervertido y, lo que es aún peor, potencialmente pervertidor del empleado público: sobre todo, de los funcionarios responsables de la gestión de las bolsas de empleo de los servicios públicos de salud.


[Paréntesis: y me irrita profundamente que ello haya sucedido ante la indiferencia  -solo alterada por unas inevitables declaraciones retóricas... que cesan cuando hay que hacerse la foto con El Poder para seguir disfrutando de las regalías-  de quienes se supone que deben estatutariamente defender los derechos de los profesionales frente a estos abusos: sindicatos y colegios básicamente, algunos de cuyos líderes llevan más de 25 años chupando de la teta profesional (en el caso de las corporaciones profesionales, además, con la bendición del plato de lentejas de la colegiación obligatoria). Y cuando veo a estos dirigentes tan narcisistas, tan listos, tan grandilocuentes, tan encantados de haberse conocido y con la vida tan bien resuelta, me dan ganas de preguntarles: ¿con qué derecho has permitido que las cosas llegaran, ante tu vista y con tu aprobación silente, a este nivel de podredumbre que tanto daño hace a tu gente (de eso presumes) y sin embargo puedes dormir a pierna suelta por las noches creyéndote el rey del mambo? Y hoy, para hacer una excepción, no voy a hablar directamente de los corruptos que albergan y amparan estas instituciones, que no serán muchos (o sí, chi lo sá) pero han hecho y hacen tanto daño. Fin del paréntesis]

En fin, lo más grave es que, para justificar sus tropelías, estas estructuras burocráticas voceen la coartada de la eficiencia financiera, haciendo un muy flaco favor a quienes sí defendemos con el corazón y la razón que la eficiencia financiera es un prerrequisito esencial y una condición sinequanon para garantizar esa verdadera equidad social y sanitaria que tanto se reclama de boquilla.

Porque no es cierto que se ahorre dinero teniendo al personal jodido, atemorizado y des-profesionalizado, solo se derivan costes (aumentados o duplicados, además) a otros gestores, a otros "centros o unidades de gasto o resultados", por ejemplo a los servicios de urgencias que acaban comiéndose tantas veces el marrón de los graves efectos secundarios que ocasionan la falta de personal asistencial en las plantas hospitalarias y en los centros de salud, las tercermundistas ratios de personal de enfermería y la descualificación de tanto personal sanitario, al cual no se le permite adquirir y consolidar una mínima base de experiencia y competencia. Unos servicios sobre cuyo (sobre)uso, por cierto, es tan fácil culpar al usuario.

Pero lo más desolador es que, en realidad, este pervertido y pervertidor sistema solo ayuda a sobrevivir a aquellos funcionarios en los que los políticos delegan la capacidad de joder al personal mientras ellos miran para otro lado fingiendo que se ocupan de La Patria. Porque La Patria también son estos jóvenes profesionales que se sienten tan frustrados al ver, no solo que su futuro profesional es tan negro, sino, sobre todo, que se juega impunemente con sus necesidades haciendo que, como anuncia el aforismo de Wagensberg, las cebras se entrenen para correr más que las otras cebras y no para correr más que el león y ponerse todas a salvo. Lo que este sistema abusador incentiva es un sálvese quien pueda que termina enfrentando a los propios abusados, no con los abusadores, sino con los otros abusados (ejemplo paradigmático, la mala bilis que inundó las redes hace unos meses con un hashtag en twitter, #duenoesgrado).

Ojalá la carta que origina esta entrada llegue a alguien decente que debe quedar, espero, entre la canalla organizada que permite que esto suceda. Y siento este exabrupto que me sale del alma cuando asisto atónito a tanta pequeña miseria que nunca pensé que llegaría a presenciar. Miseria...


Y les aconsejo a las y los consejeros del ramo que antes de que sea demasiado tarde  -si no lo es ya-  exijan a sus altos cargos políticos responsables de recursos humanos que, a su vez, exijan a sus altos funcionarios (esos PLD de nivel 28, 29 o 30, entre ellos los responsables directos de las bolsas de empleo, con tan buenos sueldos y que han encontrado ya su lugar en la cumbre burocrática), que, además de por ser -o haberlo sido en su momento-  amigos del, o afines al, partido en el poder, se supone que están donde están porque tienen un elevado componente técnico en su área de responsabilidad.

Y que saben o deberían saber lo suficiente de lo suyo como para entender que si bien es cierto que un 10% o un 15% de personal polivalente (por cierto, existe legalmente la figura del trabajador fijo discontínuo) es muy útil para obtener una necesaria e inevitable flexibilidad para cubrir todas las necesidades de personal, tener precarizado y maltratado a un tercio o un 40% de sus recursos humanos es sin duda muy cómodo para ellos, pero también muy pernicioso para la seguridad de los pacientes, la calidad asistencial y la motivación de los profesionales. Y que las cosas se pueden hacer bien a partir de soluciones técnicas  -y con un apoyo tecnológico cada vez más accesible-  haciendo plenamente compatibles las necesidades del sistema con los derechos y expectativas razonables de los profesionales que lo sacan adelante cada día.

Pero es evidente que priman su comodidad y su mentalidad elitista y burocrática sobre sus obligaciones de servidor público.

[Paréntesis: por cierto, si entre ellos hubiera alguna enfermera, algo que es muy improbable, pídanle que se acuerde de cómo se sentían en su época asistencial cuando ante la baja imprevista de un compañero tenían que llevar ellas solas 20 o 25 camas; porque esto es algo que hacen cada día de manera habitual muchas de sus compañeras (o excompañeras) de profesión en nuestros hospitales hoy en día. Fin del paréntesis.]

Finalmente, le pido a la clase media profesional, esos médicos y enfermeras (y otros) con plaza en propiedad, claramente maltratados en los últimos años pero que aún cobran todos los meses una nómina y pueden permitirse lujos (¡!) como ir a congresos, investigar o hacer el doctorado (o coger días libres y vacaciones que no hay que comunicar al Inem porque no son días de paro), que sean extremadamente sensibles y empáticos ante los altos niveles de frustración que van a encontrar en estos jóvenes profesionales a los que el sistema, a la par que machacar, trata de des-profesionalizar. Si no son tan sensibles a vuestras exigentes escalas de valor y a vuestras melifluas defensas de ciertas esencias profesionales, es porque han nacido (profesionalmente) en tiempos de guerra. Y no es lo mismo nacer en un cómodo paritorio que en una trinchera.

Aun así, por lo que voy viendo, son gente muy sana y decente que va a dar mucha guerra.


[PS.- Siento no haber documentado, como suelo hacer, con los necesarios enlaces a webs, noticias, artículos, mensajes, etc., esta entrada, pero la he escrito sacando tiempo al sueño porque ando en este momento con un buen montón de trabajo. Pero el corazón y la razón me han dicho que tenía que publicarla y que... ¡mejor imperfecta que en un cajón!]


3 comentarios:

  1. Pues, para no poner los enlaces creo que cualquiera puede ver situaciones reales en las que identificarse. Reflejas perfectamente la realidad actual de la profesión. Con todos corriendo como cebras "carnívoras" añadiría yo...
    Y los líderes cada uno a su bola, ... En la universidad, sindicatos, colegios y direcciones solo piensan en su miserable tajada...
    El sistema es cada vez más complejo e injusto, más burocratizado e insano, peor para profesionales, pacientes y contribuyentes...
    Pero bueno, siempre queda el consuelo de que todo el mundo está así o peor, que es la crisis, o pensar que bueno total.... Es con las enfermeras... Si fuese con otras cosas... o profesionales...
    Gracias una vez más por abrirnos los ojos y la mente a lo que no queremos ver.

    ResponderEliminar
  2. Tu discurso refleja la realidad actual y de hace muchos años. En Andalucía tenemos la suerte de tener buen tiempo, pero la mala suerte del comportamiento del andaluz. Somos conformistas, y aunque nos estén jodiendo nuestros dirigentes, "aquí no pasa nada", "no se puede hacer nada", "tengo miedo, pero es lo que hay".
    Por supuesto, la mala gestión sale cara. Soy estatutaria fija y los veranos son insufribles porque tengo que estar haciendo el trabajo de dos o tres profesionales con el mismo sueldo y claro que sale adelante el trabajo pero a cambio de malestar del profesional y del usuario, el cual se conforma con poco porque no pone las reclamaciones que la situación merece, y es que "aquí no pasa nada", "¿me voy a molestar?".
    Mi sentimiento es que no hay unión, somos conformistas, a pesar del poder que nuestra categoría tiene, incluyendo todas las categorías sanitarias.

    ResponderEliminar
  3. Pienso, que los altos jeralfes de la S.S y de los Servicios de Salud de las Comunidades Autónomas, no hacen demasiado bien las cuentas; solamente viven del ¡¡pan para hoy, y hambre para muchos días y semanas !!.. Esto lo digo por las siguientes razones: 1) Un servidor con plaza en propiedad en la administración del estado ( Fuerzas Armadas + S.M.S ), un total de casi trece trienios; es decir 38 años de servicio, tiene todas las guerras y batallas ganadas con el estado. 2) Me tienen que pagar "si o si" la máxima pensión que me corresponde por mi grupo de cotización ( A2- 002) en el grupo de cotización para la Seguridad Social.3) Por edad tengo 60 años, y como mucho dentro de cuatro y medio, estare en casa 4) La seguridad social, con todos los que tenemos tan dilatada carrera profesional ( años de servicio y grupo cotización máxima), se expone a tener que hacerse cargo; tanto economica como de sustitución, ante cualquier patologia importante y tipica de estas edades ( cardiaca, oncologica. respiratoria, osea, neurologica etc etc ), y por supuesto a cargo del INSS durante ese poquito tiempo que nos queda; más despues la máxima pensión que te corresponde.
    Conclusión :
    Demasiado caro para el estado, mantener a dichos trabajadores, con tan amplias carreras profesionales en edad y profesión; y no contratar a trabajadores mas jovenes y menos caros para la administración. Y lo mejor; es que bajaria el paro en la profesión, con más trabajadores cotizando a la seguridad social, y menos profesionales enfermeros fuera de España. Por supuesto, que sería voluntario dicho retiro, y con la pensión algo reducida con relación a la máxima correspondiente. De 2500 euros brutos mensuales, pasaria a 2100 euros brutos mensuales; o lo que es lo mismo 1900 euros al mes netos. Con este sistema, podrían dejar la administración algo más reducida de grandes nominas, y dar trabajo y "cotización" a la S.S a muchos titulados que se desaprovechan por esos mundos de "Dios"
    Es la mejor manera de arreglar, y dar salida a este gran problema que tenemos en España con nuestros titulados "Enfermeros"
    Saludos
    Alonso

    ResponderEliminar